La globalización lo empapa todo. Y el fútbol no es una excepción. En un artículo conjunto con mis hermanos Carlos e Ignacio, publicado en acceso abierto esta semana en la revista Frontiers ("Players Migration and Soccer Perfomance"), analizamos la relación mutua entre la migración de jugadores de los mejores jugadores del Mundo hacia las cinco grandes ligas europeas (España, Italia, Francia, Alemania, Inglaterra) y la calidad de las selecciones nacionales de fútbol.

La globalización digital permite descubrir los talentos estén donde estén. El libre comercio, que en el ámbito futbolístico vino de la mano de la llamada "ley Bosman", permite ficharlos. Los partidos de las selecciones son el mejor escaparate para esos jugadores: cuando un jugador destaca es rápidamente fichado. Pero esa incorporación a las grandes ligas acaba repercutiendo al cabo de unos años en la propia calidad de la selección nacional. Y todo se retroalimenta.

Lo anterior podemos extrapolarlo a otros deportes, comenzando por el baloncesto. Lo que ocurre es que, en este caso, la NBA estadounidense ejerce un dominio aplastante en influencia y recursos. La liga española es muy buena, pero los mejores talentos españoles han acabado allá. Sin embargo, el efecto para la selección española (y para la propia liga) ha sido positivo. En la última década hemos ganado más que nunca. De hecho, España ha seguido ganando sus partidos clasificatorios en los últimos dos años sin sus primeras espadas.

Moraleja: la globalización plantea riesgos y desafíos, pero también oportunidades. Bien gestionada y asumida en positivo, nos incentiva y empuja a trabajar más duro y ser mejores. ¿Qué sería Inditex sin la globalización?

*Director de GEN (Universidad de Vigo)