A modo de recordatorio para quien corresponda, volvemos hoy, una vez más, a llamar la atención de los responsables de la conservación de la vieja iglesia parroquial, y del estado de abandono en que se encuentra, a la vez que nos entristece y expresamos nuestro llanto, cada vez que pasamos por su entorno, por el estado en que se encuentra, a pesar de todas la promesas de su restauración. Lo único que se hizo fue poner un nuevo tejado, y nosotros nos creímos que luego de suprimidas las aguas, empezaría el trabajo del interior, y de esto hace ya dos años, y sigue sin saberse nada de su pronta rehabilitación y su puesta en servicio para utilización de los marinenses.

Por eso, los que hemos sido bautizados, hicimos la catequesis, la Primera Comunión, la confirmación, y nos hemos casado, etc., etc., cada vez que pasamos por delante de nuestra vieja iglesia, nos entra un sentimiento de añoranza y tristeza, al verla de tal manera abandonada y sin perspectivas de que esta situación cambie a corto plazo, al menos. Pero si esta razón de sentimiento de miles de marinenses, no fuera suficiente, para clamar por su inmediata restauración, no debemos olvidar que es el último referente de nuestro pasado y de nuestra historia, pues derribado el Priorato, cuna de nuestra existencia, nada más nos queda, como vestigio de nuestra historia, nuestra iglesia parroquial. Y tenemos muy presente esta situación que nos privó de disfrutar y de legar a nuestros sucesores este importantísimo edificio.

Por todo ello, entendemos, y así lo manifestamos en nuestro comentario de noviembre de 2016, que es de urgente actuación la recuperación total y la puesta en servicio de nuestra parroquial, y por ello es necesario hacer las gestiones necesarias para que así sea. O de lo contrario tendríamos que ser los fieles marinenses, los que con nuestra aportación, tal como sucedió en la anterior reparación de 1978, que ascendió a cerca de cincuenta mil euros, los que asumamos esta imprescindible, desde nuestro punto de vista, obra. Porque no quisiéramos que esta situación durase más tiempo en el aire y en la incertidumbre, y hacemos un llamamiento a todos los marinenses , a nuestras autoridades, a la Iglesia, y a todo organismo que dentro de sus cometidos, puedan apoyar para reparar y ponerla en funcionamiento, y si es así, que lo hagan cuanto antes, pues nosotros habíamos entendido que con el comienzo dse la obra por la reparación del tejado, seguiría después el interior y su inmediata puesta en servicio, pero desgraciadamente no fue así. Pero debemos advertir, que la situación de la torre del campanario, al menos exteriormente, presenta una situación de grave deterioro, y quien sabe sino con la amenaza de venirse abajo, ¡Dios no lo quiera!

Por todo ello la urgencia, a nuestro "pranto pola vella igrexa", de actuar rápidamente para solucionar esta grave situación, sino queremos arrepentirnos más tarde. Los responsables y las autoridades competentes tienen la palabra. Deseamos y esperamos que así sea.