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No perdí el sueldo, Daniela

Aposté mi sueldo a que la viguesa Daniela Di Costa iba a quedar ayer, entre 12 seleccionadas, en el quinteto finalista de Factor X, y no lo he perdido. Me emocionó cómo me recordó, al verla ayer, a su madre Rosa Costas cuando empezaba en Aerolíneas Federales con su novio Silvino, el mismo que es ahora padre de sus cuatro hijos. Es Daniela la misma dulzura en el rostro pero aumentada, la misma mirada que la madre pero más azul y, por supuesto, la voz mucho más educada y tuneada. Daniela no es aquella voz de Rosa aún sin pulir que ensayaba con su grupo en mi antigua casa hace la tira de años, es el resultado de la academia, del Conservatorio, salteado con la pasión por la música y espolvoreado por una personalidad interpretativa muy propia. Entré por vez primera a curiosear en su canal privado y me parece una joyita "Invierno frío", una creación suya, y me encantó cantando Stars Fell On Alabama. Es una voz que acaricia los sentidos y yo me encuentro 30 años después de hablar de su madre, Rosa, de su padre Silvino o de su tío Miguel Costas, hablando de ella, su hija y sobrina Daniela.

Irene&Graciela, las de la Ruibal

Yo tengo curiosidad por conocer a Irene Aschero recién llegada de Argentina, que sé que va a actuar en Vigo y en el café De Catro a Catro el domingo, 27. Tengo curiosidad porque conozco a la madre, la cantante Ángeles Ruibal, a la hermana, la poeta Graciela Baquero, pero no pude oír nunca en directo a Irene. Ya veis que las dos hermanas tienen primer apellido diferente y es que si Ángeles se casó primero con Sergio Aschero, luego lo hizo con Baquero, y es que es mujer de mucho amor (que se lo pregunten a ese teórico del tango que es Eduardo Aldiser, su actual compañero), y de uno u otro le han salido igualmente dos hijas con mucho arte en el cuerpo como ella y como los hermanos de ella, el dramaturgo José Ruibal y la pintora Mercedes Ruibal. Irene piensa si volver a vivir en España.

Del Grettel, Lamari y la TVG

Ayer me tomé un vermú en el Grettel de la Plaza de a Constitución con las hermanas Domínguez, una Ítos, otra Loló, pocas horas antes de que la Policía Local irrumpiera y arramplara con todas las mesas de la terraza de La Central y del Cosmos en la de Princesa. Luego me fui a comer a Lamari con la actriz, cantante y profesora de canto María Rodríguez (¿os acordáis de aquellos comienzos suyos en teatro Artello y en el grupo Club Naval?), y apareció al café Raquel Robledo, manager de Patricia Moon aunque directora de sus ferias Franquiatlántico. Lamari tenía ayer su cocina plena de cosas ricas pero nosotros nos contentamos con una de esas ensaladas insuperables que ella hace y una zarzuela de pescaditos fritos, rapante, raya, xouba. Luego estuvimos media tarde en un piso atendiendo al programa "¡Qué casas!" de la TVG.

De una incursión cinegética

Y ya se celebró esa comida anual de caza en el restaurante Concordia, en Playa América, a la que no pude asistir pero al menos ahorré ácido úrico. Allí hubo percebes, lamprea a la brasa, empanada de conejo, perdiz con arroz y jabalí, con buenos vinos y bajo la dirección del cazador y cocinero Juan Martínez Cabaleiro, sin que faltara en la mesa un médico por si acaso. El abogado y escritor Manuel Burgos Toimil se encargó de coordinarlo todo y que estuvieran a gusto expertos en seguridad, catedráticos, médicos y abogados que allí parlotearon hasta las 7 de la tarde.

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