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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

La confianza

Tiene razón, el presidente Feijóo, cuando dice que los problemas que afronta el señor Escotet en Caracas nada tienen que ver -ni por qué salpicar- con Abanca. Y la tiene, en opinión de quien esto escribe, al recordar lo obvio -que la intervención de Banesco es una maniobra electoralista de Maduro y porque la entidad gallega, y europea, está fuera del alcance del dictador- y además es oportuno repetirlo para reforzar aún más la confianza de su cartera de clientes, que ya ha pasado tormentas auténticas y desafíos peores y mantuvo una fidelización digna de encomio.

La afirmación, rotunda, de don Alberto Núñez tiene también un valor preventivo. Y es que, tal como actúan aquí algunos políticos de medio pelo pero especialmente lesivos a la hora de sembrar cizaña, es posible que traten de mezclar churras con merinas. Hay evidencias, en lo que la situación en Venezuela se refiere, de que algunos "progresistas" gallegos hacen, pese a lo obvio, casi un culto de latría al chavismo radical que sucedió a su fundador ignorando sus ataques contra los legítimos intereses de los emigrantes, por ejemplo. Al estilo de Castro en Cuba.

En ese sentido hay que valorar también las declaraciones -y el valor personal- del señor Escotet: en aquel régimen nadie está seguro de que se respeten sus derechos, y los sectores más embrutecidos del poder han sustituido el imperio de la ley por la patente de corso. Por eso denunció lo que todos saben pero algunos callan: que la intervención es un chantaje no sólo contra los accionistas de un negocio legítimo sino hacia muchas personas que, allí, quedan a merced de unos represores que serán dueños -temporales, como mal menor- de datos personales y financieros.

Cuanto queda dicho no supone un alegato en favor de quien no lo necesita, sino un recordatorio de la realidad tal como es y no como probablemente se intentará confundir por quienes jamás han puesto un pie en aquel país pero hablan de él por encargo -o por estipendio, al contado o en especie- predicando el supuesto "progreso" y los "avances sociales" que han convertido, por ejemplo, a Venezuela en la mayor fuente de retornados gallegos en los últimos tiempos. Claro que eso, para algunos políticos de aquí, se define como "fugas de capital". Hay que ser sectarios?

Por eso es importante que esos hechos -y la prisión sin garantías de los directivos de Banesco en Venezuela es otro dato, medibles y contables, y por tanto por encima de las opiniones- no se oculten o disfracen con la habitual táctica de tirar por elevación y pedir explicaciones a quienes nada tienen que ver con los sucesos. Porque hay una posibilidad seria de que quienes dicen estar contra el "capitalismo" y que en su día apoyaron la más audaz de las maniobras de ese "diablo" -la liquidación de las cajas para complacer a terceros- pueden entrar en la desestabilización, por extensión indebida, de quienes han trabajado desde su creación, incluso corrigiendo errores de otros, en bien de este país. Y eso merece la credibilidad que tiene bien ganada y, además, el respeto de sus convecinos.

¿O no??

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