Una vez afincado en Vigo, Jané se reveló como un auténtico músico todo terreno: estuvo al frente de una orquesta propia, participó en numerosos festivales y verbenas en el emblemático parque Las Cabañas, intervino en programas especiales de Radio Vigo EAJ-48, impartió clases particulares, formó varios coros infantiles, ofreció conciertos de piano y órgano, amenizó algunas bodas de mucho tronío y un sinfín de actividades más.

Durante mucho tiempo mantuvo una colaboración especial con la agrupación Martín Codax en sus exitosas fiestas literario-artísticas del Teatro García Barbón, hasta que en 1937 se hizo cargo de su famosa Schola Cantorum. Año tras año, nunca faltó como un músico más a la celebración de Santa Cecilia, y en 1958 estrenó en fecha tan señalada la misa Flos Carmeli, que compuso en honor de su patrona y que mereció muchos elogios.

Su mejor discípulo en Vigo fue el barítono Jesús Paniagua, a quien preparó y orientó en los difíciles inicios de su carrera musical. Luego, cada vez que el artista regresó a su ciudad natal para ofrecer alguna actuación, Jané se encargó siempre de su acompañamiento al piano.