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Antonio Touriño

El mirador de Lobeira

Antonio Touriño

Inyectable de digitalina

Ejercicio, dieta sana, nada de tabaco ni alcohol y evite disgustos o situaciones de estrés. Siga estas recomendaciones a rajatabla si vive en la comarca de O Salnés porque en caso de infarto, ictus o sepsis le atenderá el forense si le queda tiempo o ganas.

Los hospitales de Vigo y Santiago se pelean por los infartados en O Salnés porque no les llega con los suyos. Es como si les diera caché captar a los arousanos que llegan más graves al box y el mérito consiste en salvar a alguno.

Y es que hasta las cifras son dispares. Mientras las estadísticas hablan de 60 fallos cardíacos en la comarca al año, es decir uno por semana, resulta que a Vigo solo llegan 15. Lo díce el responsable del servicio del Cunqueiro. ¿Qué pasa con los 45 restantes? En Santiago, callan. Quizás habrá que preguntarlo en instalaciones donde nunca juega la esperanza.

Costear una ambulancia medicalizada con profesionales y equipo supone un gasto de 50 céntimos al mes por usuario pues el servicio "24 horas" del 061 vale 600.000 euros y la población que atendería puede rebasar las 100.000 cartillas. ¿Utopía? Claro que las cuentas dan y si no que se lo pregunten a los familiares de los que ya no tuvieron tiempo de experimentar un cateterismo o de aquellos que tendrán secuelas por los siglos de los siglos.

Al verse como una ilusión solo cabe proponer a los arousanos que se prevengan y que al menor síntoma en el lado izquierdo del costado cojan un taxi y se desplacen a Pontevedra, Poio, Cotobade o incluso a Barro. Allí les llegará la única ambulancia medicalizada del norte para un traslado ipso facto a la Mesa de Hemodinámica de Vigo. Tras la polémica queda claro que un paciente coronario de la comarca debe evitar quedarse en casa porque será atendido dos horas después de que su corazón lata a trompicones, cuando ya el tiempo haya llegado a su límite y sea la hora de la sábana.

La idea es atajar un problema que no solo es asistencial. Lo deprimente son las expectativas para el ciudadano de O Salnés, buen pagador de impuestos, que nunca tendrá idénticas oportunidades que los que residen en la "civilización". La administración le cataloga como un hombre del mundo rural, con menos derechos y que, por tanto, tiene que prever que lo inteligente es llevar en su bolsillo un inyectable de digitalina. A lo mejor así se salva.

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