En las últimas semanas se ha abierto un tímido debate sobre los impuestos en España. Aprovechemos la brecha. Porque se trata de un asunto muy importante, en el que los ciudadanos deben contar con información independiente y veraz más allá de las legítimas ideologías de cada uno. Para ello, aprovecho el reciente y muy recomendable número de la revista Papeles de Economía Española que ha editado FUNCAS sobre el sistema tributario español. En concreto, del artículo que firma Ignacio Zubiri tomo los valores que me permiten construir la figura adjunta.

En síntesis, la recaudación tributaria en España es baja en perspectiva comparada. Nuestras cifras no son las de los países nórdicos ni las de los países centrales europeos. Nosotros nos acercamos más a los anglosajones y a los de Europa del Este. Y esto acaba generando una incoherencia global. Si no somos ricos como los nórdicos, alemanes o franceses y, además, dedicamos una fracción significativamente menor de nuestros recursos a financiar servicios públicos y transferencias de renta, no podemos pretender tener un Estado de Bienestar de primera clase, como el suyo. Tenemos que escoger. O nos mantenemos en niveles de recaudación bajos y reducimos nuestras expectativas sobre pensiones, sanidad, educación, infraestructuras? o pensamos cómo recaudar más. Es una decisión política inevitable. La alternativa es generar frustración creciente y/o déficit público estructural.

Si la respuesta se decanta por la primera opción, solo nos queda discutir sobre la composición y prioridades del gasto y, en su caso, de cómo podemos mejorar la eficiencia en el uso de los recursos. Si, en cambio, somos más ambiciosos respecto a la capacidad financiera de nuestro Estado, tenemos que preguntarnos por qué recaudamos comparativamente poco. En la columna de mañana trataré de arrojar alguna luz al respecto.

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*Director de GEN (Universidade de Vigo)