Las cajas de ahorros han desaparecido del mapa bancario español tras la reestructuración financiera. Con su desaparición son varias las cuestiones que debemos plantearnos. ¿Existe algún banco con interés real y determinación para suplir el rol desempeñado por las antiguas Cajas? ¿Tenemos un sistema bancario solvente y con predisposición para atender las necesidades de nuestra economía, territorio, empresas y familias?

Todo parece indicar que el proceso de concentración bancaria no ha finalizado. No es necesario recurrir a los diferentes indicadores que refrendan esta afirmación, tan sólo debemos pensar en la elevada dependencia que nuestra economía tiene de la banca comercial. Nuestro sector bancario es el "facilitador" de más del 80% del apalancamiento financiero de familias y pymes. Una situación divergente con países de nuestro entorno, con niveles de renta y desarrollo similares y/o más avanzados, como el caso de Estados Unidos, donde el peso de la banca comercial en la cobertura de las necesidades financiación de su economía es muy reducida, al existir otros canales de financiación tanto o más eficientes.

Por otra parte, el escenario actual y esperado de tipos de interés supone todo un reto para que los bancos puedan mantener una cuenta de resultados positiva en su actividad core (captación de fondos, concesión de préstamos y prestación de servicios). A mayores tenemos que tomar en consideración la amenaza que supone el crecimiento de la industria fintech, el crowdfunding o el crowdlending. Estas y otras razones, entre las que destacan las nuevas exigencias regulatorias bancarias europeas, impulsan la necesidad de un cambio en el modelo de negocio bancario español, para que pueda seguir cumpliendo con su función, resultar sostenible y rentable. Un nuevo modelo de negocio que precisa de unas enormes inversiones en tecnología y de una modificación en la forma con la que van a interactuar con sus clientes.

Acertar en la estrategia y en la definición del modelo y tener la capacidad financiera para acometer las inversiones necesarias son las variables fundamentales sobre las que los bancos deben trabajar. En este escenario importa, y mucho, el tamaño del balance y la fortaleza de la cuenta de resultados, lo que pone en duda la capacidad de algunos de los actuales actores de nuestro sistema financiero para mantener su independencia.

En clave de futuro son varias las cuestiones que nos debemos plantear. ¿Cómo afrontarán nuestros bancos los retos de unos tipos de interés en mínimos, un entorno económico inestable, la nueva regulación bancaria europea, las dificultades de crecimiento en la cuenta de resultados por la parte de los ingresos?, ¿volveremos a un sistema bancario "oligárquico"?, ¿cuántos bancos nacionales están en condiciones de sobrevivir?, ¿está nuestro sector bancario preparado para afrontar el desafío que va a suponer la previsible fase de consolidación de un sistema bancario europeo a través de alianzas/fusiones/compras paneuropeas? ¿Es realmente una amenaza o una oportunidad para nuestro sector bancario el big data, el crowdfunding, la industria fintech?

En resumen. El sistema financiero español está todavía en una fase de consolidación. Una fase encaminada a finalizar el proceso de reestructuración/reconversión iniciado en la última gran crisis y como paso previo a un proceso de concentración bancario a nivel europeo. Este proceso de concentración nacional, junto con el cambio de modelo de negocio, va a ocasionar, entre otras cosas, la exclusión financiera de una parte importante de la ciudadanía. Dicho de otra forma; "en el futuro, la banca sólo estará interesada en los clientes rentables y vinculados". Una duda: ¿ cómo van a cubrir sus necesidades financieras los usuarios de servicios bancarios que no tengan este perfil?

*Economista, Lusco Asesores