A finales de 2015 la Xunta de Galicia dio luz verde a la fusión de las Cámaras de Comercio de Pontevedra, Vigo y Vilagarcía de Arousa, fusión que se hizo realidad en marzo del año siguiente. La medida había sido solicitada y aprobada por los plenos de las tres entidades al objeto de "sumar esfuerzos y aprovechar sinergias y recursos". Ha sido hasta la fecha el único caso de fusión de Cámaras de Comercio que se ha dado en España y con ello dimos todo un ejemplo de generosidad, eficacia y sentido de la optimización de los recursos y de la gestión. No olvidemos que las Cámaras son, por definición, corporaciones de derecho público.

La creación de la nueva Cámara de Comercio de Pontevedra, Vigo y Vilagarcía conllevó, lógicamente, la elección de un único presidente y un único comité ejecutivo, en el que, eso sí, se consensuó mantener de alguna manera la representación territorial de las tres entidades históricas. Así, la presidencia la ostentaba un representante de la Cámara de Vigo pero se nombraban tres vicepresidencias, una para cada una de las demarcaciones camerales originales: una primera para Pontevedra, otra segunda para la de Vilagarcía y una tercera para Vigo.

Hace unos días las seis Cámaras de Comercio gallegas eligieron a los representantes que formarán parte de sus plenos en el próximo mandato. Entre ellas, también, la de Pontevedra, Vigo y Vilagarcía. El día 20 de este mes tendrá lugar la toma de posesión de esos vocales, entre los que tengo el honor de figurar, y la elección del nuevo comité ejecutivo.

Como representante de la demarcación cameral arousana confío en que el presidente cameral, José García Costas, persona a quien alabo por su impecable trayectoria empresarial e institucional, sea sensible y mantenga en el nuevo comité ejecutivo la representatividad territorial consensuada tras la fusión. Es decir, que tanto Pontevedra, como Vilagarcía como Vigo cuenten con la vicepresidencia que hasta ahora ostentaban.

Suprimir esa representatividad y dejar a alguno de los territorios de las tres Cámaras originales sin vicepresidencia supondría un desprecio y un agravio comparativo que sin duda afectaría al discurrir de la labor de la Cámara al tiempo que provocaría, seguro, una notable desafección de los empresarios de esa comarca con respecto a la entidad cameral.

Por algo la fusión de las tres Cámaras fue precisamente eso, una fusión. No fue una absorción ni una compra. No es por tanto momento de herir sensibilidades -algo que, sin duda, generaría el que no todas las demarcaciones tuvieran representatividad- sino de trabajar conjuntamente por y para los empresarios.

Los empresarios de la provincia tenemos por delante retos trascendentales que debemos afrontar unidos de la mano y con más fuerza que nunca. El consenso del que nació la fusión fue un gran ejemplo. Muy necesario y oportuno además de cara a redimir la maltrecha imagen de las asociaciones empresariales, dañada por lamentables casos que todos conocemos.

Abogo por mantener la unidad y ganar en competencias, por mejorar la gestión y acercarnos a nuestros afiliados. Sólo así alcanzaremos aquel objetivo fundacional: Se lo recuerdo: "sumar esfuerzos y aprovechar sinergias y recursos".