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tRIBUNA LIBRE

Superar la obesidad

A lo largo de la historia se ha venido demostrando que la correspondencia entre la forma de pensar y los efectos para las vidas es más fuerte de lo que muchos creen. En el tratamiento de la obesidad, lo primero es acudir a la medicina para que los doctores exploren al sujeto y determinen si existen enfermedades. Después, entrando en los factores personales del enfermo, el modo de ser influye a todos los niveles, familia, relaciones, trabajo, ocio y especialmente a nivel de su fisiología, su cuerpo. Aunque se sabe que cada sujeto es único e irrepetible, los estudios e investigaciones de psicología y psicopatología, sí nos aportan algunos aspectos comunes que pueden compartir las personas con esta enfermedad.

En general y salvando excepciones, en la obesidad, existen unos sentimientos y emociones comunes. Pueden tener un perfil muy sensible, siendo muy sutiles en las percepciones y con pocas defensas y fortaleza del "yo" para neutralizar esos efectos, consecuencia de la escasa autoestima y confianza en sí mismos. Es frecuente que predominen en ellos emociones como rabia, cólera y frustración llevándoles a comer de forma impulsiva para aplacar esa ansiedad, hábitos que probablemente arrastren desde la infancia, o en otras ocasiones, surjan con problemas que les desborden. Han sentido la falta de amor y buscan protección mediante la comida. Todo esto se esconde bajo una coraza de miedo, de inseguridad de no ser queridos.

Comen de forma descontrolada para compensar esa agresividad que les produce la rabia y cólera reprimida, y que puede activarse en cualquier situación. Con la ingesta de hidratos de carbono y grasas, les llegan abundantes calorías, y se convierten para ellos en ansiolíticos. Una tranquilización momentánea convertida en trampa.

A continuación comienzan las culpas y se vuelven a sentir angustiados, y buscan aplacar ese malestar comiendo. Es un círculo del que les cuesta salir. Este conjunto de heridas psicológicas, no solo las padecen las personas con esta enfermedad, en otras pueden tener diferentes manifestaciones, y por todo ello, no son ni más ni menos que un ser humano más, que está buscando de forma equivocada compensar su sufrimiento.

Lo más inteligente es solucionar cada sujeto sus carencias y así poder sentirse mejor y tener una vida de más calidad. Rosemary Conley afirma que "perder peso sin el apoyo de otras personas es mucho más difícil", y siendo la meta de adelgazar una experiencia tan solitaria, con frecuencia se pierde el interés. Además se requiere un tiempo de trabajo personal para que no sea algo superficial y con efecto rebote. La terapia psicología se convierte en la solución para cada persona obesa, en función de su trayectoria y características. En algunos casos es consecuencia de una ruptura de pareja, roces en la familia, en otros por depresión, ansiedad, angustia, estrés. También es frecuente la obesidad en personas sin horizonte en la vida, conflictos en el trabajo o amigos. Se trata de desarrollar el compromiso del paciente consigo mismo, a la vez que logra motivarse y ganar más interés y seguridad.

Las estrategias de actuación personalizadas, ayudan al sujeto con obesidad a que solucione sus heridas, carencias y trastornos emocionales. La evolución en su trayectoria le permite conseguir sus metas, creciendo más en autoestima, creyendo en sí mismo, con madurez y confianza. Su imagen corporal se va transformando a mejor, mientras él va aprendiendo el manejo de sus emociones, sus relaciones y su vida.

Todo fluye hacia los objetivos. Superando su confusión emocional aprenderá a elegir lo que más le conviene en cada momento. Cuando siente más interés y motivación por él mismo, será más responsable con todo lo que come, aprenderá a dirigir su vida, decidiendo desde su momento actual y así estando presente controlará más todos los aspectos, de pareja y relaciones familiares, laborales y ocio. Más feliz en su vida.

(*) Psicóloga

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