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la mirada

Semana de pasión

Los alcaldes boicotean el Consello das Mareas

| Otro frente. Los alcaldes boicotean el Consello das Mareas y rechazan el intento de En Marea de coordinar a las confluencias locales en las elecciones municipales, los diputados autonómicos desoyen a su jefe, Luís Villares, que pide la dimisión de Paula Quinteiro, por su incidente policial en el marco de un supuesto acto vandálico... Toda una Semana de Pasión para Villares. Pero vendrán más porque no es el único frente abierto que tiene el principal partido de la oposición. Podemos acaba de celebrar la consulta a las bases, y con el aval mayoritario de sus inscritos, pretende, con la excepción de A Coruña, Santiago y Ferrol, ir en coalición y colocar el nombre de Podemos en la marca electoral del resto de las mareas locales.

| El pulso de Anova. En el verano de 2016, el polo nacionalista dobló el pulso al partido morado, que cedió en sus pretensiones, y tragó con diluirse en la marca En Marea. Lo considera "un error" y quiere dar marcha atrás y recuperar terreno. Será otro foco de tensión en un organización, ya sometida a demasiadas fricciones. ¿Por qué? Porque nadie querrá ceder la posición que lleva casi tres años ocupando. Porque todos se consideran marca consolidada, aunque no hayan tocado poder, porque ir en coalición significa que Podemos no es uno más en la confluencia, sino que juega en pie de igualdad con la Marea de turno, y porque supone dar entrada a su gente en las listas. En 2015, el partido de Pablo Iglesias apoyó desde fuera las Mareas locales, con militantes que a título individual tomaron parte en las confluencias. Ahora quiere participar de forma activa y visibilizar su presencia. Sus socios lo interpretan como un "asalto", y habrá resistencia, en unos concellos más que en otros. También en las ciudades de A Coruña, Santiago y Ferrol, donde Podemos quiere entrar en las listas.

| A nivel autonómico. La formación liderada por Carmen Santos en Galicia no se queda ahí. Pretende dar marcha atrás también en la esfera autonómica. Y dentro de dos años concurrir a las elecciones gallegas en coalición y no bajo la marca de En Marea. Podría ser En Marea Podemos o Podemos En Marea. Sería de facto el acta de defunción del proyecto tal como fue concebido por los alcaldes de las Mareas para capitalizar sus éxitos locales y trasladarlo a la esfera autonómica. Dos años después, el proyecto de En Marea no está consolidado. Su portavoz está en en clara minoría y uno de los socios quiere remover los marcos de la finca. Las razones de Podemos para justificar el cambio de reglas es que opera en coalición en el resto del Estado y Galicia no tiene por qué ser una excepción, y porque están convencidos de que sin el efecto morado las Mareas locales y En Marea no habrían llegado tan alto.

| Oposición a la oposición. Al PPdeG hay que reconocerle el mérito de ver el potencial de un atestado policial, en el que aparece el nombre de una diputada de En Marea. Vio una oportunidad para desgastar al rival, y la aprovechó. Las fricciones internas de En Marea hicieron el resto. El partido en el poder hace oposición a la oposición, pero marca diferencias. No son los populares tan virulentos en sus ataques al PSdeG como con En Marea. ¿Por qué? Los populares no perdonan los apelativos a su jefe de narcopresidente y narcochófer, lanzados desde las filas de la izquierda rupturista. De aquellos polvos vienen estos lodos. Y siguiendo con el refranero ¡qué fácil es ver la paja en el ojo ajeno, y cuánto cuesta ver la viga en el propio! La jugada del PP contra En Marea quedó coja, al saltar paralelamente la polémica del supuesto master falso de Cristina Cifuentes. ¡Cómo cuesta exigir a los tuyos (dimitir, dar la cara, ...) lo que rápidamente se demanda al rival! ¡Qué diferentes son las varas de medir, si el enjuiciado es de tus filas o de la oposición!

| El PSdeG, desaparecido. "El PSOE gallego no está ni se le espera. No existe. El panorama es desolador", lamenta un dirigente del PSdeG. Los socialistas, empatados en escaños con En Marea, pero no en votos, tienen en la crisis de la primera fuerza de la oposición una oportunidad para sacar la patita, y hacerse notar, pero el PSOE gallego vuela bajo. La llegada de Gonzalo Caballero a la secretaría xeral del PSdeG se suponía que debía ser un soplo de aire fresco, pero quizás el profesor vigués y su equipo están demasiado ocupados en coser el partido por dentro (Ferrol, Lugo, ...) que poco trasciende de su proyecto para Galicia. Es cierto que al no estar Gonzalo Caballero en el Parlamento se pierde una plataforma idónea para lanzar su figura, pero aparte de asistir a manifestaciones varias (pensiones, 8-M, Lei de Saúde, ...) y reunirse con los suyos para tareas de coordinación, poco más se sabe de con qué mimbres el PSdeG quiere abrir una nueva etapa y tener opciones serias de volver a la Xunta, y antes, recuperar alcaldías que durante años fueron bastiones socialistas. Échenle un vistazo a su página web. El primer flash es para contar que Gonzalo Caballero ganó las primarias a la Secretaría Xeral. Fue en octubre de 2017. ¡Hace seis meses! Y la primera noticia destacada es una del 25 de enero, hace tres meses, cuando el alcalde de Vigo, Abel Caballero, presentaba en un acto al secretario xeral. El resto, críticas a la gestión de Alberto Núñez Feijóo. ¿La alternativa? Debe estar todavía en el horno.

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