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Ceferino de Blas.

La libertad del Mar

Cuentan los poetas que un capitán pirata llegó sin rumbo a la ría de Vigo y al ver la ciudad envuelta en sol le pareció tan bella que no quiso conocerla ni saber su nombre. Pero al borde de la muerte la recordó como una visión inolvidable. Era el lugar de sus sueños.

La fábula de los antiguos vates puede servir para interpretar la historia, aunque no se ajuste al contenido estricto.

La Reconquista es la recuperación del sueño de todos los vigueses: su propia ciudad. No es consecuencia del odio a los franceses, ni del entusiasmo regio de la población, sino el efecto del sentimiento profundo de una estirpe de marineros, navegantes de todos los océanos, enamorados de la libertad del mar. La Reconquista es el compendio de latidos que arrullan a los marinos en mar abierto, cuando subidos a lo más alto del barco giran la vista a los cuatro puntos cardinales y solo ven la inmensa circunferencia que traza el agua y se les hincha el pecho y el cuerpo parece que pierde la gravedad y flota en una indefinible sensación de bienestar.

Hasta los más humildes de los marineros se sienten dueños, señores de todo lo que abarcan con la vista: es la libertad de los mares.

Porque Vigo, por encima de todo es un pueblo marinero, de hombres de mar, libres.

¿Cómo podrían asumir el verse prisioneros en su propio pueblo, el más hermoso, sueño de los navegantes, cuando se sienten dueños de los océanos?

Es cierto que fueron los ámbitos campesinos, las gentes de las parroquias de Valladares, del Fragoso, los que iniciaron el cerco de la Villa ocupada por los franceses, pero fue un marinero, Carolo -real o mito colectivo, pero marinero-, el que perdió la vida por irrumpir en las murallas, y derribar la célebre puerta de la Gamboa. Sentía que había perdido la libertad del mar, el rumor de las olas, el sonido del viento y la necesidad de navegar.

Por eso se abalanzó, hacha en ristre, contra el portón que separaba a los vigueses de la libertad.

No es casual que fuera Vigo el primer pueblo de España que se haya rebelado y liberado de las tropas napoleónicas que lo habían conquistado. Es la consecuencia lógica de un sentimiento indómito de libertad, al verse de pronto aprisionado, que genera una reacción irresistible hasta conseguir volver a la situación original.

La libertad es el estado natural de los vigueses, que a lo largo de la historia les ha impulsado a reaccionar y a defenderse de todo enemigo exterior, porque como los hombres del mar están acostumbrados a valerse solos en las circunstancias más adversas y a seguir navegando frente a las tempestades.

La Reconquista fue su epopeya, aunque sus protagonistas no se percataran mientras transcurría, porque los acontecimientos que la definen sólo cobraron visibilidad cuando se escribieron. Cuando José Carvajal Pereira, autor de la primera crónica periodística que se dedicó a la efeméride, y los escritores que lo siguieron pergeñaron la literatura epopéyica de lo sucedido.

Después llegaron las leyendas, y hasta el mito. Actualmente la epopeya viguesa se celebra con representaciones que recrean los hechos de 1809. Es la gran fiesta civil de la ciudad.

No todos los pueblos se manifiestan de la misma manera ni perciben las mismas sensaciones ante su libertad. Influyen diferentes factores que definen su alma colectiva. En Vigo es el Mar, cuanto representa, sociológicamente, sentimentalmente, vivencialmente.

Por eso, entre las diversas interpretaciones de aquel acontecimiento histórico, una nada inverosímil es que la primera causa de que los vigueses se levantaran contra las tropas invasoras fue porque recordaron que son hijos del mar y ansiaban su libertad.

La mayor epopeya moderna del pueblo de Vigo no podía ser ajena al mar.

* Cronista oficial de Vigo

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