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Pedro de Silva

Estaba en el aire

Aunque todas las primaveras se parecen, son todas distintas. Que la edad de una persona se cuente por el número de primaveras que ha cumplido quiere decir que hay en ellas también un rito de paso. Circulando ayer, de mañana, por una autovía de la meseta con 0 grados, las nubes cargadas de nieve corrían a gran velocidad, sin soltar su carga, sólo algún copo volante que se escapaba, como pajas de un camión atiborrado de heno. ¿Dónde se había ido la primavera? En ese momento cruza por el aire una pareja de milanos negros, aprovechando el ventarrón para hacer aún más acrobático y raudo su cortejo de encuentros y desencuentros, que despide insensata alegría. Algo después son un cuervo y un águila ratonera los que juegan en el aire, ahora al amor imposible (¿o es lucha?, ¿o es lo mismo?). Esta vez la primavera ha querido disimular con el aire siberiano, pero no engaña a las aves.

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