Veranear en A Toxa era signo de clase. Desde David Rockefeller a Julio Iglesias, Felipe González, Isabel Préisler, García Márquez, Salvador de Madariaga o por citar también el torero José Tomás o Pep Guardiola han disfrutado de las aguas termales que tanto prestigio han dado al mejor rincón balneario de Galicia.
Pero aquellos fueron otros tiempos y en O Grove hace ya mucho que nadie cuchichea sobre la presencia de eminencias, de estrellas o personalidades del mundo del arte, la cultura, el cine, la literatura, la medicina o los Premios Nobel que antaño se fotografiaban en blanco y negro delante de la capilla de las Conchas para la posteridad con aquellas cámaras con funda de cuero marrón.
La deriva económica se convirtió en una verdadera pesadilla para una isla que ha pasado de ser el bastión del turismo a un espacio sin ningún encanto, en el que ya ni las "collareiras" sacan para vivir con dignidad y en el que las tiendas muestran carteles de liquidación por cierre.
El declive de A Toxa no puede más que preocupar pues falla todo, hasta el mantenimiento de los jardines. En definitiva, que ya no es un lugar recomendable para pasear, para disfrutar de la naturaleza ni siquiera pensar.
Solo los tres burritos -a la sazón Emilia, Pardo y Bazán- pueden mostrar ese rostro de alegría infinita en su parcela privilegiada en la entrada a la isla cuando ven la hierba crecer.
Ojalá la operación que acaba de suscribir Hotusa signifique un cambio radical y a corto plazo y que el Gran Hotel, el Isla, el Restaurante Los Hornos, el Palacio de Congresos y el Casino vuelvan a ser un referente a nivel turístico nacional e internacional.
Nadie pide que venga Puigdemont -el político más mediático del momento en España-, ni tampoco Trump o Maduro, pero si que en la isla se vuelvan a ver las "estrellas".
O Grove necesita este impulso para recuperar la posición que le corresponde en el mundo turístico, pero el gobierno tiene que actuar de inmediato y urgir que se actúe de inmediato pues no puede ocurrir que a las puertas de la Semana Santa, el Gran Hotel de cinco estrellas tenga un cartel en sus puertas de "cerrado por reformas". Se necesita mucho más que una obra de albañilería.
