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Patrimonio

Cien años de la iglesia de Sabucedo de Montes: una catedral en el rural

Parece que saliendo de adolescente a estudiar a los Milagros el joven Juan Bautista Casas, nacido en Sabucedo de Montes (Cartelle), sintió como vergüenza de tener una iglesia parroquial pequeña y pobre a la vista de las iglesias de Allariz y de Xunqueira de Ambía y prometió que si algún día tenía posibilidades haría en su pueblo una iglesia monumental. Y con medios suficientes y notable generosidad, pasado el tiempo, cumplió sus deseos. Pero la iglesia terminada y bendecida incomprensiblemente seguía inutilizada porque seguía en uso la vieja iglesia parroquial, quizá fruto de esos rencores subterráneos, llenos de envidia y complejos, que existen en la vida de los pueblos y que acompañaron con desafecto toda la construcción, retrasaban darle al nuevo templo el uso debido. Los deudos de Juan Bautista Casas se sienten molestos y por ello su hermano Don José, el 22 de enero de 1922 dirige al obispo una instancia-memoria sobre la Iglesia (AHDOURENSE 8801/6), acompañada de un ejemplar de la revista Vida Gallega número 76, del 15 de octubre de 1916, en el que se inserta un reportaje fotográfico de la Iglesia, con elogios y reconocimientos y un ejemplar del periódico El Diario de Orense nº 781, sábado 19 de agosto de 1916, con un extraordinario titulado "Una excursión a Sabucedo de Montes. El muy ilustre doctor don Juan Bautista Casas y el templo parroquial por él fundado" que no va firmado pero podría tratarse del director del periódico que hizo el viaje acompañando del joven Alejandro Rodríguez Veiras, a quien se deben las siete fotografías de bastante calidad, que ilustran el detenido relato del viaje Sabucedo que en aquel entonces era una pequeña aventura dadas las malas comunicaciones y los medios limitados de transporte. Se lee con interés este reportaje porque es como una fotografía de todo un modo de vivir ya superado, ofreciendo datos interesantes de primera mano sobre el personaje y la iglesia, algunos de los cuales quiero ofrecer en este artículo.

Retraso del uso

De la instancia de don José Casas al Obispo me parece interesante ofrecer ampliamente el contenido porque es un poco la historia del templo con los frenos que se pusieron para su efectivo uso como templo parroquial quizá por las pretensiones de tanto privilegio para la familia, que no debieron gustar mucho al Obispo y los pocos entusiasmos de un pueblo no demasiado agradecido: "Don José Casas y González abogado, notario mayor, archivero del tribunal eclesiástico de la diócesis, exdiputado Provincial, en nombre de su hermana doña María de la Concepción y en el propio como herederos de su difunto hermano don Juan Bautista que santa gloria haya a V.S.I. y Reverendísima atentamente expone: que según consta de instancias y documentos que obran en el Archivo de V.S.I. el difunto don Juan Bautista Casas y los otros sus hermanos construimos en Sabucedo de Montes, pueblo de su naturaleza, de esta diócesis un suntuoso y amplísimo templo parroquial el mejor de las parroquias rurales de la diócesis, digno de figurar en una capital, que costó más de 350.000 pesetas, para suplir la antigua iglesia que se haya a pocos metros de distancia, pobre, mezquina, raquítica, ruinosa y sin mérito alguno histórico y artístico. Sin reparar en los considerables gastos y perjuicios procuramos terminarlo pronto, dotándolo de un magnífico, artístico y costosísimo retablo mayor gótico, de otro para su capilla del Santísimo Cristo, de una efigie del crucificado de tamaño natural y extraordinario mérito, de una pila bautismal de mármol la mejor de la diócesis, de riquísimas vestiduras, de un misal notable etcétera? Ofrecimos todo ello a su venerable predecesor y si bien renunciando al patronato, para lo cual nos creíamos con perfecto derecho, pedimos todos los privilegios inherentes al mismo excepto el de presentación osea asiento preferente, precedencia, honor de agua bendita, incienso, sepultura, alimentos en caso de indigencia, palma y vela en las respectivas festividades, la paz, hacer mención de nuestros nombres de los rezos públicos y colocar las armas o insignias de nuestra familia en el repetido templo; y esto lo pedíamos para mí y mis hijos, luego para mis primogénito y los suyos así sucesivamente como si se tratara de un mayorazgo regular y si se extinguiera la línea de mis descendientes para las de mi hermana, en la misma forma. Con el templo le ofrecimos un amplio terreno contiguo, con ciertas condiciones que en tales instancias consta. El venerable predecesor de V.S.I aceptó el templo por decreto de 6 de diciembre de 1917 y no el terreno contiguo, auxiliar de parroquial, sin concedernos los privilegios solicitados, autorizando sólo la inhumación en su capilla del santísimo Cristo de los restos mortales de nuestro abuelo nuestros padres y hermanos. Por decreto de 2 de octubre de 1918 delegó sus facultades para la bendición del repetido templo en el señor arcipreste quien lo bendijo el 12 de dicho mes y año, festividad de la virgen del Pilar. Pero dicho magnífico templo continúa cerrado al culto, excepto alguna festividad, mientras se sigue utilizando el antiguo que amenaza ruina, sin que se nos alcancen las razones para ello, contrariando la voluntad de nuestro hermano, que a la edificación del mismo y por el las malas condiciones del antiguo, dedicó la mayor parte de su vida y de su fortuna con tantos trabajos ganada, contrariando nuestra voluntad, que por cumplir con tanto gusto y rápidamente la de nuestro hermano, no hemos reparado en gastos y sacrificios y contrariando los vivos deseos del clero y fieles del país. Por real de 16 de enero de 1920 el ministerio de la gobernación se me concedió el privilegio de enterramiento en la capilla del santísimo Cristo de dicho templo, para mi abuelo mis padres y mi hermano y para mi esposa y mis hijos. En 21 de junio de 1921 coloqué en dicha capilla los restos de mi abuelo, mis padres y hermanos. En virtud de lo expuesto, a V.S. suplica primero que se digne destinar a parroquial el repetido templo, mandando derruir la antigua excepto la sacristía que puede servir para depósito de cadáveres, enajenando los materiales que no puedan utilizarse en el nuevo para invertir su producto en la construcción y ornato de este segundo, recibir igualmente el terreno contiguo a dicho templo según esta demarcado. Tercero concedernos los privilegios indicados en la forma expuesta, incluso de enterramiento y por consiguiente autorizarle para la inhumación de mis difuntos hijos cumplidas las prescripciones legales. Para ilustrar a vuestra señoría Ilustrísima acompaño el número 76 de Vida gallega y el 781 de El Diario de Orense. Es gracia que espera alcanzar de V.S.I cuya vida Dios guarde para bien de la diócesis. Orense 27 de enero de 1922"

La iglesia

De la notable iglesia, sin duda el monumento neogótico de más importancia de la diócesis el citado periódico da interesantes datos: Inicialmente desde Cuba encargó un proyecto al ayudante de obras públicas don Abelardo Moreiras, muy reconocido en Ourense (a él se encomendó la terminación de la Iglesia de Santa Eufemia del Centro), pero regresado de Cuba conoció al arquitecto de la catedral de León don Juan Bautista Lázaro a quien encargó un proyecto y presupuesto que éste realizó y firmó el 24 de diciembre de 1898. Se trata de un gran templo de estilo neogótico, de 40 m de largo y 10 de ancho en la nave y 18 del crucero 12,50 de altura y 27 la torre, formando una cruz latina; presupuestado en 33.879,88 pesetas. Adquirido el solar en el pueblo el 19 de abril de 1900 se hizo el replanteo por los inteligentes don Eduardo Macía Rodríguez y don Manuel Amor Fernández y aunque estos le señalaban que era un edifico desproporcionado para una parroquia de 140 vecinos y que habría dificultades para el arrastre de piedra desde 17 km, y otros materiales desde Orense, 20 km, el Señor Casas no modificó el proyecto y el 1 de mayo de 1900 comenzaron las obras por el contratista don Pedro González bajo la dirección del señor Manuel Amor continuando sin intermitencias graves hasta 1907, rescindido el contrato con el señor González se celebró otro con los maestros Serafín Martínez y José Pintos quienes el 19 de junio de 1912 después de terminados los muros, las puertas y la techumbre colocaban la Cruz de remate y para pagarlas no contó nada más que con alguna ayuda en el acarreo de algunas piedras por los vecinos, pequeñas ayudas de algún cura y fueron los recursos del propio señor Casas los que la hicieron posible pero al parecer, dice la crónica, que los vecinos no estaban muy reconocidos. Tras paralizar las obras en 19 de junio de 1912 dedicándose a la liquidación de las mismas, en el testamento redactado el 25 de febrero de 1906 encargaba a sus herederos, sus hermanos, que concluyan el templo con arreglo al proyecto del señor Lázaro. Los herederos contrataron con los mismos maestros Serafín Martínez y don José Pintos las obras que faltaban, bóveda del crucero, pórtico, capilla del santísimo y sacristía y todas las rejas, cristaleras, comulgatorio, baptisterio? terminándose la obra el 24 de diciembre de 1915. También se adquirió una hermosa efigie de Cristo de tamaño natural para su capilla y un retablo neogótico ambos obra del famoso escultor compostelano Maximino Magariños, que costaron 1.600 pesetas, quedando colocados el 12 de octubre de 1915, también las pilas de agua bendita de mármol y la lámpara. El término de las obras lo certificó el 10 de mayo de 1916 el conocido arquitecto don Daniel Vázquez con este informe: " A instancia de don José Casas González he reconocido la Iglesia de Sabucedo de Montes en esta diócesis construida a expensas y en su mayor parte en vida de su difunto hermano don Juan Bautista Casas y examinados los planos y presupuesto que para dicha obra realizó el arquitecto don Juan Bautista Lázaro resulta que las obras ejecutadas se ajustan en todo al proyecto en lo que se refiere a la forma, dimensiones, decoración y estructura general del edificio, variando el presupuesto que excedió el cálculo dado por dicho señor arquitecto, porque lo mismo el fundador de la Iglesia don Juan Bautista Casas, que su hermano, don José que continuó con las obras han procurado realizar estas con tal perfección, solidez y esmero, empleando en la construcción materiales de piedra y esta de calidad de forma que hizo superar en mucho al coste que se calculaba, así pues se han ejecutado de sillería, de piedra labrada no solamente los zócalos y marqueados de las paredes como figuraba en el presupuesto, sino que también se han construido de esta misma clase de fábrica todos los muros y bóvedas del edificio. También se han invertido cantidades de consideración en obras complementarias que no figuraban en el presupuesto, como un retablo mayor, la efigie del crucificado y una mesa de altar. El estado actual del edificio permite a juicio del que suscribe destinarlo para el culto, pues solamente falta para su completa terminación la cubierta de la trastera contigua a la sacristía y las tres ventanas correspondientes, que son obra de fácil ejecución y poco coste. En todo esto invirtieron los herederos más de 50.000 pesetas".

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