Román Escolano ha sido finalmente la persona elegida por el presidente del Gobierno español para sustituir a Luis de Guindos como Ministro de Economía. Se trata de un profesional de la función pública con un marcado perfil técnico, algo en absoluto sorprendente en un cambio que ha pretendido alejarse de cualquier posible remodelación de gobierno o viraje político.

El nuevo ministro, además, responde a las características subrayadas por el saliente, quien había declarado que la persona que ocupase su puesto debería "entender perfectamente los planteamientos en Bruselas, que las decisiones se toman en consenso y que vivimos un momento que no es malo y que hay que aprovecharlo para el buen funcionamiento de la zona euro". La trayectoria de Román Escolano, hasta ahora vicepresidente del Banco Europeo de Inversiones, encaja en ese perfil europeo y europeísta.

En este sentido, conviene tener muy presentes los retos con que se va a encontrar el ministro de economía. Sin duda, por un lado habrá de lidiar con los problemas de la economía española que, a pesar de su crecimiento y de la reconducción del déficit fiscal, sigue lastrada por las consecuencias que la crisis ha tenido en términos de deuda pública, paro y caída de los salarios. Ahora bien, sin perder de vista los anteriores con los que están estrechamente relacionados, serán mayores incluso los que se plantean para la Unión Europea y la zona euro.

A corto y medio plazo, Europa tendrá que abordar en los próximos meses el cierre definitivo de las condiciones del Brexit, cuyas negociaciones siguen alargándose con tensiones crecientes, tanto entre la Unión Europea y el Reino Unido, como entre distintas posiciones políticas en Reino Unido. Así mismo, Europa habrá de tomar decisiones acerca de cómo afrontar las políticas arancelarias de Estados Unidos, dotadas de tintes de guerra comercial por las declaraciones de Donald Trump. Un tema preocupante, pues un enfrentamiento entre estos dos gigantes del comercio mundial puede frenar la recuperación que tanto ha costado afianzar.

Con la mirada puesta en un plazo más largo, la Unión Europea está enfrascada en un proyecto de futuro ilusionante, aunque sometido a riesgos, como se ha podido comprobar con los resultados de las recientes elecciones italianas. La crisis ha sacado a la luz los defectos existentes en el tejido institucional de Europa, sobre todo de la moneda única. Con la recuperación económica en marcha, ahora es tiempo de ahondar y profundizar en reformas institucionales que den mayor solidez al euro. Estas reformas requerirán de consensos, capacidad de negociación y voluntad de unidad. También, por supuesto, de concesiones y algún que otro sacrificio. En todo ello, tras la salida del Reino Unido, a España le corresponderá un papel de mayor envergadura (de alguna forma, el nombramiento de Luis de Guindos como vicepresidente del BCE se enmarca en esa lógica). Román Escolano será en ese escenario una de las caras visibles. No queda, por tanto, sino desearle éxitos, por el bien de todos los españoles y del resto de europeos.

*Profesora del Departamento de Economía de la Universidad de Navarra