Un reportero de cierto canal británico en YouTube -Copa90- se acercó a Galicia para contar a su público las peculiaridades de este sitio raro; y el resultado es el que cualquiera se podría imaginar. Ya le había pasado hace casi dos siglos algo similar a George Borrow, un vendedor de biblias más conocido por Jorgito el Inglés, que en su primer contacto con los lugareños tras cruzar los montes del Padornelo exclamó: "¡Extraño país es Galicia!"
"Cuando piensas en España, seguro que no piensas en un lugar como Galicia", inciden en ese mismo asombro los autores del reportaje, que la definen como una tierra "verde y tenebrosa" donde "no brilla el sol".
Es precisamente ese clima nada hispano a ojos de los ingleses el que determina el origen de nuestras dudas existenciales. Dicen los participantes en el vídeo (de factura muy profesional, por cierto) que los gallegos se preguntan cada mañana si lloverá o hará sol; y lo más admirable es que a menudo sucedan las dos cosas en el mismo día.
De ese factor climatológico nace, con toda evidencia, el inveterado escepticismo de los galaicos que algunos despistados interpretan como ambigüedad. Los ingleses, que también son gente de mucha lluvia, lo han pillado a la primera.
Quizá por eso no encuentren chocante la habitual respuesta de un gallego cuando alguien le pregunta como está. "Bueno", suele responder el vecindario de por aquí. Lo que es tanto como decir que ni bien ni mal, sino todo lo contrario. Nada más lógico en un país que se cubre las espaldas al afirmar que Dios es bueno, pero no por eso ha de ser malo el demonio.
El video de Copa90 está repleto de estereotipos, lo que casi es de agradecer. Los gallegos entrevistados para la ocasión sacan a pasear a la Santa Compaña, a los contrabandistas, a las meigas y, para rematar, asustan con pulpos y centollas de gran tamaño al intrépido reportero. Este, lógicamente, no puede sino hacerles la pregunta del millón: "¿Por qué están ustedes tan locos?"
En realidad, los creadores de "Copa 90" venían a explicarle a su audiencia multinacional las peculiaridades del Derby futbolístico que enfrenta cada año (si Dios y la Liga lo quieren) al Deportivo y al Celta.
Como no podía ser de otro modo en un lugar que vive a caballo de dos continentes, el Derby gallego es un acontecimiento internacional. No porque lo haya popularizado ahora en YouTube un grupo de británicos, sino por su misma esencia. Mucho antes de que el Celta y el Deportivo se asomasen a las competiciones europeas, el partido otrora llamado de "rivalidad regional" era ya una contienda entre naciones que enfrentaba -y enfrenta- a Portugal con Turquía.
De turcos reputan los celtistas a los coruñeses; y de portugueses, los del Deportivo a los vigueses. Si alguna vez lo hubo, el ánimo de afrenta de esos calificativos ha desaparecido ya, hasta el punto de que los aficionados más entusiastas e irónicos acuden al campo con las banderas de esas dos repúblicas.
El vídeo ha tenido un relativo éxito en internet, pero eso es lo de menos. Importa más que desde Londres se haya dado a conocer al mundo la existencia de una nación de naciones en la esquina noroccidental de esta Península. Una Galicia de territorio escueto en el que, sin embargo, caben hasta tres etnias: la gallega, la turca y la portuguesa; y eso sin contar a los de Lalín, que son gente aparte. Para plurinacionales, nosotros.
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