Hace unos días, el Instituto de la Empresa Familiar presentó un completo estudio sobre la empresa familiar española bajo el título "Factores de competitividad y análisis financiero en la empresa familiar". De todos los aspectos abordados, me quedo con uno llamativo y preocupante. El gráfico adjunto, tomado del informe, muestra que cuatro de cada cinco empresas no cuenta con un protocolo familiar por escrito, que es la principal herramienta para regular el funcionamiento de la empresa, la implicación familiar en el negocio en el largo plazo y preparar la siempre compleja sucesión.
Dada la extraordinaria importancia de la empresa familiar en España y, particularmente en Galicia, y conscientes de que la gobernanza y las relaciones empresa-familia acaban siendo el origen de buena parte de sus problemas, urge establecer una campaña de sensibilización y apoyo a la elaboración de esos protocolos. En el caso gallego, la potente Asociación gallega de la empresa familiar y la Consellería de Economía e Industria podrían diseñar un programa conjunto a desarrollar a medio plazo que pusiese remedio.
Porque la supervivencia de las empresas familiares no solo debería preocupar a sus propietarios. Sus efectos positivos son múltiples. Uno que hemos contrastado recientemente en el seno de la Cátedra de la empresa familiar de la Universidad de Vigo, en un trabajo en fase de publicación, es que la estabilidad laboral tiende a ser mayor en las empresas familiares. Las no familiares contratan y despiden al albur del ciclo económico. Las familiares establecen nexos con sus trabajadores de largo plazo, se lo piensan más antes de despedir y contratar, ayudando a estabilizar el empleo en España a lo largo del ciclo. Y esto no es baladí.
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*Director de la Cátedra de Empresa familiar (Universidad de Vigo)
