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la mirada femenina

Libertad de expresión o libertad de agresión

Culpar a nuestros gobernantes de todo y eximirnos de responsabilidad solo revela nuestra inmadurez

Cuestionar constantemente la democracia es un síntoma inequívoco de que vivimos en un Estado democrático. Y si lo hiciéramos de una manera constructiva hasta sería muy positivo. Pero esta duda existencial crónica que nos envuelve y emerge a raíz de cualquier pequeño incidente denota que lo que en realidad sucede es que nuestra sociedad es una sociedad inmadura. En esta ocasión, le ha tocado al rapero Valtonyc, quien desafortunadamente apuntó a la Corona, pero podría haber sido cualquier otro apuntando a cualquier otra cosa.

No comparto la desproporcionada pena impuesta por el Tribunal Supremo, pero tampoco creo que haya que convertir a este joven en el héroe del pueblo y volver a cuestionárnoslo todo, nuestra democracia incluida.

El concepto de responsabilidad es mucho más interesante que el de culpabilidad, y nos da margen para maniobrar y mejorar ciertos aspectos de nuestra sociedad. Todos tenemos algo que ver con lo que sucede, no solo nuestros líderes. Culparles a ellos de todo y eximirnos de cualquier responsabilidad no es más que una muestra clara de esa inmadurez. Cuestionar el "establishment" y a la vez querer formar parte de él es una contradicción.

El rap me parece una forma constructiva de canalizar las voces de los que más sufren y por ello me merece todo el respeto del mundo. Pero como madre soy muy crítica con algunos artistas de rap por sus constantes insultos a la mujer y por su enaltecimiento de lo marginal, entre otras cosas el mundo de la droga, la delincuencia, el tráfico de armas, la cárcel. Y aunque no osaría meter a todos los artistas de rap en el mismo saco, porque hay de todo como en todas partes, sí me atrevo a afirmar que en general la temática de algunos raperos no es el ideal de educación para nuestros jóvenes.

Por otro lado, pocos son los raperos que renuncian a hacer fortuna. Como dije antes, machacan al "establishment" para poder llegar a formar parte de él.

Vivimos un momento de incertidumbre porque estamos rodeados de mucha gente rabiosa dispuesta a cargárselo todo sin ofrecer nada a cambio. Estas personas no son conscientes de que no tienen proyecto alternativo alguno. Solo se quejan. Reaccionan reactivamente para sembrar desorden y caos.

Considero que está bien que todos aprendamos que existen ciertos límites y valores, y que no podemos decir cualquier cosa gratuitamente. Esto debería ser extensible a todas las esferas de la sociedad.

Hay que tender al ideal pero a la vez asumir que las personas no son perfectas y que, mal que nos pese, no somos incorruptibles.

El poder corrompe no solo a los líderes, también al pueblo. El problema es que la corrupción del pueblo se mira con benevolencia, hasta se considera legítima y la del gobierno en cambio absolutamente ilegítima. Cuando en realidad ambas son igual de ilegítimas y a menudo están correlacionadas.

Ya lo decían los griegos, solo los filósofos están capacitados para ser buenos gobernantes. Tal vez deberíamos recuperar la figura del filósofo rey de la Grecia Antigua para crear una clase política de sólido y profundo nivel ético. Pero para ello también el pueblo debe madurar y estar a la altura de esos valores.

En mi opinión, en ningún caso debemos confundir la libertad de expresión con la libertad de agresión. Está muy bien tener ideas propias y todo se puede decir pero siempre con educación y respeto.

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