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La buena de Elvira, que se fue

Si sus hijos Paulino y Jesús Ferreiro vieron pasar como alcaldes después de vivir con Franco a Ramilo, García Picher, Emma G. Bermello, Manuel Soto, Príncipe, Castrillo, Ventura Pérez Mariño, Corina Porro y Caballero (con el que todo indica que morirán, mueran cuando mueran), imaginaos su madre, Elvira Martínez Taboada, que falleció este fin de semana con 98 años. Ella perdió a su marido Basilio Ferreiro (carné número 1 del Celta) con 98 también en 2015, y desde entonces todo fue ir renqueando hasta hoy, porque eran una pareja de esas antiguas que no se separaban nunca y el tiempo libre vivía uno para el otro. Cuánto jugué yo de niño a indios y vaqueros de goma en su casa sobre el bar Chavolas, que daba a Cesteiros pero se entraba por Méndez Núñez. La última vez que hablé con ella, con más de 90, me llamaba Fernandito a pesar de que ya visto canas. Elvira nació en 1919 en una casa de la calle Real, hija de aquellos Paulino y Saladina que tuvieron en la calle Cesteiros la taberna" Casa Paulino" que, hará bastante más de medio siglo, traspasaron a Juan y Milagros, que la rebautizaron como " Bar Chavolas y ahora sigue en otras manos. Esa vez en que hablé con ella recordaba bien cuando el mar llegaba a los bajos del Berbés, allá por 1930, aquella casa de baños llamada "La iniciadora" en Teófilo Llorente... La buena de Elvira echaba de menos a Basilio y se fue con él.

En el Divina Comida, de cata

Elvira se fue pero la vida sigue y los hay que parecen tener cuerda para rato, como el periodista Guillermo Campos. Y es que con su revista, Hostelería Galega-Gastronomía&Turismo (HgG&T), montó ayer en el restaurante Divina Comida-O Caranguexo, de Rodrigo Piñeiro -frente a las ondas del mar de Vigo, mirando de reojo a Rande- una "cata ciega".Ya sabéis, a botella tapada, para la que se seleccionaron vinos tintos de mercado, exclusivamente con crianza en madera, elaborados en Ribeira Sacra, Valdeorras y Monterrei y otras gallegas, Rioja y Ribera del Duero. Por allí estuvo como catadora gente del gremio hostelero como Pedro Villamarín, del restaurante baionés Recuncho Mariñeiro, Miro Carballo, del vigués Ostras Pedrín (que ahora pone en su lostrería una tapa diferente cada día y callos los jueves), Jorge Muñiz (distribuidora Vigo-Nigrán) o Rodrigo Arjones de la Casa da Triga, en Ponteareas. Son avezados combatientes, sino iban a venir buenos, con lo que cataron.

A ver, cantor gregoriano

¿Y qué pasó el pasado jueves en As Cabadas-Valeixe, ahí por A Cañiza? No pude asistir porque estaba muy lejos, al cocido que da año da en su casa (y de su mujer, Mary Luz Villaverde), el exfuncionario municipal de A Cañiza Enrique Gómez. Sí sabe uno que lo cocinó Mary Carmen Álvarez, "Mucha das Cabadas", y que la aplaudieron, alrededor de la mesa, Emilio Boullosa, Pablo Filgueiras Siero, de la Vivienda Turística A Eira da Laxe en Cerdedo, José Manuel Deza, Javier de la empresa Comatre, el capitán Atanes, Miguel Ucha, Xulio Teaxul, Oscar Rodríguez, Carlos González Abanca, Telmo Domínguez... Ir no fui, gozar no gocé, pero ácido úrico seguro que ahorré.

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