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El rechazo a Valdecorvos

Desde el primer momento, el Ayuntamiento se encontró bastante mediatizado por el estamento militar a la hora de elegir el solar adecuado para levantar el cuartel de Artillería. Esa situación desagradó mucho a algunos de sus miembros. El concejal Loureiro Crespo expresó incluso su escepticismo sobre los "grandes beneficios" que iba a suponer para Pontevedra.

La mayor parte de la corporación municipal exteriorizó una opinión favorable a su localización en Valdecorvos, sobre un terreno de 40.733 metros cuadrados junto a carretera a Ourense. Su propietario, Manuel de la Torre, presentó la oferta más ventajosa, a 1,50 pesetas el metro cuadrado.

Cuando la opción de Campolongo tropezó con problemas que parecían insalvables, la corporación municipal no solo repescó la alternativa de Valdecorvos frente a Lérez para favorecer el crecimiento del casco urbano en aquella dirección, sino que aprobó su ofrecimiento al ramo de Guerra con una sustancial mejora: la empresa del tranvía se comprometió a ampliar hasta allí su servicio, con horarios y tarifas a su plena satisfacción, en tanto que el vecindario garantizó, a su vez, el suministro de agua en la cantidad necesaria.

Los concejales Benito Corbal Estévez, Manuel Paz Cochón, Marcelino Candendo Paz, Manuel Fernández Rivas, Roque Rodríguez Castro, Manuel Moldes Paz, Francisco Paz Cochón y Benito Ruibal, se negaron a renunciar a sus convicciones y defendieron hasta el final la elección de Valdecorvos, pero fueron derrotados por una mayoría de trece concejales.

En caso de salir adelante aquella proposición hace un siglo, seguramente el crecimiento de la ciudad habría sido bien distinto.

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