Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Tribuna libre

José Suárez, excelente fotógrafo olvidado

Dentro de la larga lista de personajes ourensanos ilustres olvidados, incluso por la "Ourensanía" (lo que no deja de ser una contradicción), traemos hoy a nuestras páginas al gran fotógrafo y cineasta alaricano José Suárez (1902-1974), que llegó a ser amigo, entre otros, de Miguel de Unamuno, José Bergamín, Rafael Alberti, Pérez de Ayala y el extraordinario director de cine japonés de fama mundial Akira Kurosawa.

Este grande fotógrafo, que según acertadas palabras de Bergamín "tenía ojos que pensaban", había nacido en la localidad de Allariz en el año 1902 y falleció, con 71 años, en enero de 1974 en A Guarda, a causa de un suicidio que explicaremos más adelante. José había nacido en una Galicia en blanco y negro que se asomaba al complejo siglo XX. Su padre le regaló una cámara de fotos y con ella le dio una manera de vivir una vida en parte elegida y en parte exiliada. El exilio le llevó a ser antropólogo de su historia. En sus hermosas imágenes podemos observar a los pescadores gallegos, los esquiladores de la Pampa argentina y los campesinos de La Mancha, entre otros muchos temas. Seres humanos y personas trabajadoras, fueron esencialmente los sujetos a los que apuntó siempre esta cámara, ya fuera fotográfica e incluso de cine.

Con 19 años empezó a colaborar en la revista Vida Gallega, que había sido creada en 1909 por Jaime Solá. Paralelamente realiza estudios de Derecho en la Universidad de Salamanca y rueda varios cortometrajes cinematográficos. Ya en 1932, a la edad de 30 años, publica un libro con prólogo de su amigo Unamuno, con el título de 50 fotos de Salamanca. En esta misma época realizó diversos reportajes sobre diferentes actividades artesanales y profesionales: romeros, segadores, tejedores, alfareros y marineros. Tres años más tarde, en 1935, inició la realización de un hermoso documental cinematográfico con el nombre de Mariñeiros, rodado en la península de O Morrazo, pero, a causa de la guerra civil, no pudo terminarlo. Antes, con el título de Galicia, años 30, había realizado una colección de imágenes preparatorias para esa película.

A finales de 1936, ya iniciada la guerra civil provocada por Franco y sus colaboradores, por medio de un golpe de estado contra la República, emigra a Argentina, estableciéndose en la capital de Buenos Aires. En donde, después de varios años sin trabajo fijo, ejerció el reportaje gráfico para el periódico argentino La Prensa. Ya en 1950 se trasladó a vivir en Punta del Este en Uruguay, y tres años después, en 1953, aceptó ser corresponsal en Japón para los diarios El Día y La Prensa.

La estancia de la que disfrutó en el país nipón ejerció una gran influencia en su vida, y después de su regreso en 1956 estuvo dando a conocer el modelo de teatro japonés denominado "Noh", por medio de conferencias y traducciones, realizando una exposición de sus fotografías japonesas titulada "Vislumbres de Japón", que mostró primero en Buenos Aires. Durante estos años fue también colaborador de las revistas Life y US Camera. Durante sus primeros años en Argentina, su actividad más importante va a ser el cine, donde participará en un número importante de films como director, director de fotografía de exteriores, iluminador, ayudante de dirección o asesor técnico. Sin embargo su actividad cinematográfica no le impide seguir con su otra interesante actividad fotográfica, que va a desarrollar como corresponsal de diferentes periódicos y publicaciones. Su personal mirada volverá a predominar en sus series sobre La Pampa, los ovejeros de la Tierra del Fuego, Santiago del Estero o los paisajes de la Patagonia. De aquella época es también la serie Nieve en la Cordillera, con fotografías realizadas en 1942, de cuidada realización formal tomadas en la Cordillera de los Andes, en las que aborda el tema de la nieve, que era una de sus grandes pasiones. También los viajes van a ser una constante en su vida, a través de Argentina, Uruguay, Chile, Brasil, Sudáfrica y Filipinas. Aunque el viaje realizado en 1953 a Japón, donde vive dos años, va a ser el más importante de su vida, al aproximarlo a la cultura nipona y su filosofía de vida y su tradición. La experiencia del país oriental lo va a marcar toda la vida y, además, avivará su deseo de volver a su Galicia.

En 1959 decide regresar a España, donde encontró ciertas y diversas dificultades para dar a conocer su trabajo - como le ocurrió a otros republicanos que volvieron del exilio americano, pues en nuestro país reinaba la dictadura franquista-, por lo que se sintió tremendamente disgustado y muy triste. Con una gran falta de recursos y, especialmente, el olvido de sus paisanos, al regresar del exilio, termina por caer en un desánimo muy profundo. Hasta el punto de querer suicidarse, con un primer intento frustrado, pero en enero de 1974 se quita la vida, y en los bolsillos de su chaqueta deja dos escritos: una carta en la que ruega que se le entierre sin ceremonia religiosa y en un ataúd sin pintar, lo que sus familiares incumplen. En el otro bolsillo está el prólogo que Unamuno había escrito para el libro de fotos de Salamanca que había publicado en 1932, cuando la vida le iba mucho mejor para nuestro fotógrafo humanista y desengañado, que fue en su momento el antropólogo de su tiempo y de su mundo, sabiendo reproducir primorosamente la belleza de una mirada y retratar como nadie la dignidad del ser humano. "Un genio traspapelado de la fotografía de la España del siglo XX", en palabras del crítico de arte Juan Manuel Bonet.

Su obra puede relacionarse, sin duda, con la fotografía humanista, dado que es el hombre y su entorno, el tema central de sus imágenes, ofreciendo del mismo una visión personal y de artista icónico. Algunos autores, sin embargo, lo incluyen entre los fotógrafos de la denominada "Nueva Objetividad". En 1965 publicó un interesante libro sobre La Mancha, que acoge una serie de fotografías en blanco y negro, y que fue muy valorado. Un año más tarde, en 1966, publicó en el Reino Unido otro libro dedicado a los toros y la tauromaquia, con el título en inglés The Life and Death of the Fighting Bulla. Ya en 1982 se publicó de forma póstuma por ediciones Xerais de Vigo un lindo libro, que recomendamos a nuestros lectores para que descubran a nuestro gran fotógrafo, con el título de Galicia: terra, mar e xentes. En el mismo se recogen 161 hermosas fotografías de personas y paisajes de la Galicia interior y la marítima, que son dignas de admirar.

Recuperación

Tenemos que estar profundamente agradecidos a José Manuel Suárez Canal, su sobrino, y al profesor de la Facultad de Bellas Artes de Pontevedra-Universidad de Vigo, Manuel Sendón Trillo, por el trabajo de recuperación que llevaron a cabo de la obra de nuestro fotógrafo, organizando como comisarios de la misma, una retrospectiva fotográfica, bajo una exposición titulada "José Suárez. 1902-1974: Unos ojos vivos que piensan" (Uns ollos vivos que pensan). La misma contó con el apoyo del Instituto Cervantes de Madrid y la Ciudad de la Cultura de la Xunta de Galicia.

En la mencionada muestra-exposición se presentan 173 fotos ordenadas en varias series, más de un centenar de documentos y publicaciones, libros y revistas donde se publicaron sus trabajos, reseñas y escritos y, entre ellos, su carta de despedida antes de suicidarse. La muestra se dividió en tres espacios principales, que se corresponden exactamente con sus grandes etapas vitales. En el primero se presenta su obra de la década de 1930, con las fotos de Salamanca y Galicia. En el segundo se recoge la obra realizada a partir del exilio de 1936, con las imágenes de Argentina, Uruguay, América Latina y Japón. En el tercero, con la denominación de "Retorno", se presenta la obra de su época de desencanto, con la miseria que encuentra en su país a su regreso, la que no dista nada de la que dejó cuando se exilió más de 20 años atrás. Ocupan este espacio las fotos de La Mancha y el Mediterráneo y las de Galicia de los sesenta, de crucifijos y gorras castrenses por todas partes. La exposición muestra también los retratos que realizó a lo largo de su vida y, en especial, a Unamuno en La Flecha y en el claustro de los Colegios Mayores de la Universidad de Salamanca. Y además, como curiosidad, se muestran las dos famosas pajaritas de papel, que el escritor vasco acostumbraba a hacer y la plegadera con las que le daba forma.

En definitiva, la hermosa exposición - que esperamos poder ver algún día en el Ourense de la "Ourensanía" -, muestra la amplia y hermosa obra fotográfica de nuestro paisano, realizada en su tierra y en otros muchos lugares del mundo. En la que los sujetos y seres humanos a los que, de forma digna, apuntó siempre con su cámara de fotos o de cine, demuestran las facetas de un artista genial vinculado a las vanguardias europeas de principios del siglo XX. Del que Sendón dijo acertadamente en su momento: "Suárez se acercaba de manera humanista a los sujetos que fotografiaba, la forma más alejada de una visión costumbrista que reduce al hombre a la condición de motivo pintoresco. Su actitud no es de pretendida superioridad con respecto a sus 'modelos', sino 'de igualdad', cuando no de admiración, como demuestra el empleo abundante de contrapicados, que otorgan al fotografiado un carácter 'épico'. Picados y fragmentaciones (imágenes 'cortadas') eran otros de los recursos técnicos de alguien que no se limitaba a 'disparar' sino que era consciente de su intervención en la realidad en cuanto autor. Eso sin comprometer una de sus máximas más queridas: "Nunca violento la vida que encuentro a mi lado".

Hasta el momento esta magnífica exposición pudo verse en un amplio periplo desde mayo de 2016, en la sede del Instituto Cervantes de Madrid, de la calle Alcalá, en el Centro Cultural Borges de Buenos Aires, en el Centro Cultural de España en Montevideo-Uruguay (con el apoyo de la embajada española) y hasta en la sede del Instituto Cervantes de Nueva Delhi, la capital de India. Es de suponer que continuará exhibiéndose en las distintas sedes del Cervantes que existen en otros países del planeta. Al que hay que agradecer la divulgación de la magnífica obra fotográfica de un paisano nuestro nacido en Allariz. Al que por desgracia muchos ourensanos desconocen.

(*) Educador Social y Animador Cultural.

Compartir el artículo

stats