El pasado sábado, día de San Blas, nos vimos gratamente sorprendidos, al comprobar que la misa y actos de celebración del santo, se celebraba en su capilla del pazo de San Blas. No teníamos nosotros noticia de que se iba a recuperar la tradicional ubicación en la capilla donde fue fundada, por don José Gago de Mendoza y Sotomayor, párroco de Santo Tomé de Piñeiro de 1669 a 1712, y que en el pazo donde vivió, construyó una capilla bajo la primitiva advocación de San José, después y hasta nuestros días, bajo la advocación de San Blas, dentro del recinto del pazo, hoy desgraciadamente muy desfigurado por las continuas obras sufridas.

La escritura de fundación que fue otorgada ante Pedro Álvarez, escribano de Marín, el día 20 de octubre de 1710, dejando a su muerte, ocurrida el 3 de febrero de 1712, esta obra pía con dos capellanes con la dotación de doscientas misas cada uno. Donde desde entonces se celebró una gran romería a la que acudían multitud de romeros de todo el Morrazo, hoy bastante menguada de su antiguo esplendor. Aunque sin embargo los fieles devotos del santo obispo, que como se sabe es el protector de las enfermedades de la garganta, siguen año tras año, concurriendo a lo que antaño fue una gran romería en el recinto del pazo y en la carballeira contigua.

Por lo que recordando aquel otro comentario, que con motivo de la supresión de la fiesta en su primitivo recinto, publicamos el 6 de febrero de 2013, en el que manifestábamos nuestra contrariedad por aquel cambio de ubicación, donde esta tradicional festividad y romería se había celebrado durante trescientos años, y apelábamos a la comunidad de Seixo, y especialmente a la familia cristiana de la parroquia, para que se comprometieran con la recuperación de la festividad a su primitivo lugar, por ser el de su fundación, y porque así lo quiso su fundador, y para mantener la tradición de esos tres siglos celebrándolo en el recinto del pazo de San Blas. Y en el que manifestábamos que la falta o imposibilidad de sus patronos, no podía en modo alguno, modificar y cambiar la celebración de su propio lugar, y apelábamos a la comunidad parroquia, para que, de acuerdo con los patronos, organizasen la festividad en la capilla y recinto tradicional y propio.

Por ello, hoy cinco años después, nos alegramos muy sinceramente de que los feligreses, con su párroco al frente, don Antonio, al que estimamos por su amabilidad y comprensión y por sus valores personales y sacerdotales, que en colaboración con sus patronos, hayan conseguido restituir los actos de la celebración del santo obispo a su primitiva ubicación, y de éste modo podamos celebrar todos los devotos de la fiesta y al mismo tiempo contemplar las magníficas vistas que sobre la ría y sobre la mole rocosa del Chirleu, tiene la capilla allí construida para este fin. Felicidades a todos los que participaron en esta recuperación, y muchas gracias por ello, porque no es fácil conseguirlo hoy día, aunque era de justicia.