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Luis M. Alonso.

sol y sombra

Luis M. Alonso

Un delirio tras otro

Ahora Puigdemont es Gandhi y Junqueras, Mandela, y ¿qué más?

ERC no se atreve a ponerle el cascabel al gato y porfía en el simbolismo de un Govern paralelo en Bruselas como si ello fuera la solución de las soluciones para libarse del 155. No se atreve a decirle abiertamente a Puigdemont que se haga a un lado por el bien de Cataluña y de la cordura, y Puigdemont, que está como una regadera, explota una ciclotimia vertiginosa. Un día lo pillan arrojando la toalla por medio de unos mensajes y al poco rato recompone la figura dispuesto a seguir adelante con los faroles.

En Cataluña, donde se ha anunciado la primera manifestación de Tabàrnia, alguien debería hacerse cargo de Tractoria. Tractoria es la ilusión payesa de los hiperventilados indepes que hace tiempo encierra el paroxismo más inexplicable y trastornado en la historia de un pueblo que paradójicamente presumió toda la vida de seny. Tabàrnia contra Tractoria explica la delirante situación, el espantoso ridículo del procés que empaña irremediablemente el prestigio catalán. Se han cumplido 100 días desde que Puigdemont huyó en compañía de algunos consejeros dejando la Republiqueta sin proclamar y a los secesionistas colgados de la brocha. Él sigue, sin embargo, proclamándose un hombre de paz, hasta el punto que ERC ya lo ha comparado con Gandhi por ser una víctima del "colonialismo español", y a Junqueras, que está pagando con la cárcel por un supuesto delito de rebelión, con Mandela. Con un presidente del Gobierno como Rajoy, especialista en largas esperas, la demencia acabará devorando seguramente a los dementes, pero al mismo tiempo minando la paciencia del mismísimo Santo Job.

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