Con mal pie ha comenzado Donald Trump, su segundo periodo presidencial. Ha tropezado con el poder legislativo que le ha puesto difícil su proyecto de expulsar a cerca de 700.000 inmigrantes, en su mayoría hispanos, los llamados "dreamers". El pulso que le ha propuesto a la Cámara de Representantes - que se le concedan 18.000 millones de dólares para levantar el Muro con México, a cambio de aceptar la cobertura legal a los "dreamers", no ha prosperado. Circunstancia que ha estado a punto de generar un conflicto extraordinario: el cierre parcial de la administración federal y cerca de un millón de funcionarios sin trabajo.

Cierto que no es la primera vez que este cierre se produce. Al menos en siete ocasiones anteriores ha ocurrido. Pero nunca antes con tal cantidad de conflictos pendientes, como son la resolución del Obamacare, la conflictividad con la inmigración musulmana y, lo que puede ser más grave, la investigación de la trama rusa.

Pero no nos equivoquemos. El señor Trump posee una incontenible pasión por el poder. Lo demostró como empresario y figura mediática. Carece de ideología, al menos como se entiende en Europa, y esto gusta a sus votantes. La frustración causada por el "establishment" político tradicional ha convencido a sus seguidores de la necesidad de un "conducator", por errático que parezca, pero que sea leal a lo que ellos entienden por "America First".

Cierto también es que su primer año en la presidencia deja un saldo muy favorable: una economía en alza, únicamente un 4,1% de desempleo, record en la Bolsa, alza de la confianza de consumidores y empresarios. Si bien, todo ello no oculta a un mandatario inestable, carente de formación política y administrativa, a encontronazos con sus aliados europeos, fanfarrón y provocador, y cuyo nepotismo ha instalado en Washington a familiares cercanos.

Así lo confirma "Fuego y furia" el libro del periodista Michael Wolf, una incendiaria crónica de sus primeros meses en la Casa Blanca.

Con todo mucho me temo que Donald Trump cumplirá su mandato. Trump ha sabido alimentarse del odio de sus enemigos, imperturbable, tozudo y seguro de sí mismo se apresta, incluso, a un segundo mandato.

Ah y no olvidar que los doctores han confirmado su excelente salud física y mental.