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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

El pitorreo

A la vista de algunas de sus decisiones, es probable que una parte la UE acabe tomándose a pitorreo al ministro español de Fomento y, a la vez, los gallegos acaben mandando electoralmente a hacer puñetas a su partido al menos a nivel estatal. Porque está ya, su señoría, al nivel de otros titulares del Departamento que ni a propósito podrían haberle hecho tanto daño a este antiguo Reino como en un año ha conseguido el ex/alcalde de Santander. Y ahora, además, inventado -y de ahí el posible pitorreo- una geografía nueva en el sur de Europa.

Y es que ubicar a Navarra y Aragón en el Corredor Atlántico de mercancías ferroviarias de alta velocidad tiene un elemento cómico, aunque en este lado del Macizo Galaico parezca más bien humor negro o una provocación. Y la disculpa para hacerlo, que publicada está en este periódico es pura opereta bufa: lo de que la Unión no permite cambios hasta 2027 es simplemente una mera excusa, y por cierto contradictoria con la nota oficial del Ministerio de hace pocas semanas en que tras el lío que se armó con la exclusión de Galicia, Asturias y el norte de Portugal, obligó a su titular a decir que "quizá pudiera acortarse plazos".

Expuesto lo anterior, procede añadir que nada de ello ha de entenderse como una crítica para aragoneses y navarros, que por lo visto tienen gobiernos que siquiera en ese terreno caen más simpáticos al ministro, pero sí como la expresión indignada de los muchos que aquí empiezan a creer que las fuerzas políticas y sociales deben reaccionar con algo más que protestas literarias de si de verdad quieren dar la vuelta a la tendencia que se visualiza. Porque lo que está en juego es mucho más de lo que la gente del común cree y el daño para el noroeste, mucho mayor.

No se trata de exagerar. El corredor es vital para dinamizar los puertos gallegos y situar sus mercancías, en términos de tiempo de transporte, mucho más cerca del resto de Europa, con lo que mejorará la capacidad de competir. Y además su inaceptable planteamiento en los plazos es un golpe extremadamente duro al concepto de la Euro Región, que poco a poco -quizá demasiado- se va consolidando. Todo ello, y bastante más que podría añadirse, sin añadirle el desprecio político que se le hace al Noroeste en un momento delicado.

Pero, antes de rematar, procede insistir en un punto clave: no responsabilizar en exclusiva a Fomento o a la Xunta de lo que está pasando. Hay bastante culpa también en una parte de la sociedad gallega, sus llamadas "fuerzas vivas", que no sólo parecen moribundas sino que en lugar de aportar las energías que le quedan en pro del país, lo hacen al servicio de sus intereses. Las políticas de la oposición de "cuanto peor, mejor"; las sindicales, porque cada vez más unidas a los partidos de izquierda vuelven al viejo concepto de las correas de transmisión y la patronal porque gasta sus últimas fuerzas en luchas internas que a nadie sirven. Y es una pena, porque otros, más inteligentes y unidos, obtienen mejores resultados electorales y, sobre todo, más cosas para el bien común. Habría que imitarlos.

¿No?

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