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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

La fotografía

A estas alturas, después de lo que se ha sabido de la reunión de la junta directiva nacional del PP -a la que no acudió el presidente de la Xunta- y comprobado que, otra vez y a pesar de todo, la capacidad de autocrítica del hasta ahora primer partido de España es casi nula, hay que insistir en que por extraño que parezca no le parece raro a casi nadie. Ni dentro ni fuera: en el exterior porque ya todo el mundo que quien podría decir algo conoce la inutilidad de intentar que don Mariano Rajoy mueva ficha mientras no quiera y, en el interior, porque todos saben como se las gasta el presidente a la hora de aceptar reproches.

El caso es que, aunque la cita se había dicho concebida para revisar, y tratar de resolver, los evidentes problemas de comunicación que con la sociedad tiene el PP y para analizar sus resultados en Cataluña, de lo que más se habría hablado es de las encuestas del fin de semana que coinciden en señalar que Ciudadanos se lo está comiendo por los pies, y de lo que menos es de que el PP tampoco da muestras de saber aprovechar la crisis del PSOE, que aún dura pero que ha cambiado de fase y ahora es bastante más silenciosa.

Así las cosas, el presidente del Gobierno no tuvo mucho margen para su mensaje preferido y casi único -el de la mejoría económica de España tras sus años de gestión- y optó por resumir al máximo los asuntos que, al parecer, ocupaban lugar preferente en la agenda de la reunión y despacharlos con brevedad. De Cataluña dijo que su partido había cometido errores y que el resultado había sido "malo", y de las encuestas que eran "una fotografía" del momento y que aún faltaba mucho para las elecciones. O sea, como si la cosa no fuese con él. Y viva la Pepa.

El problema es que no sólo va con él, sino con toda la sociedad española. Que goza o padece con la política que se aplica y que desea que se modifique en parte o en casi todo porque aunque ha superado momentos de calamidad, sigue engendrando desigualdades y contradicciones. Y porque la "fotografía", como dijo el señor Rajoy, ofrece a un PP en muy acusada caída y con un lastre que no quiere reconocer, un lastre que es su presidente y al que toda la oposición, desde Ciudadanos a Podemos, culpa de cuantas desgracias -hasta los atascos por la nieve- ocurren.

Que el PP necesita con urgencia cambiar de caras y de referencias es algo que sólo discuten sus gentes en petit comité. Y que la "convención" que anuncian para marzo se puede convertir en un congreso bis en el que se estudien cambios en el Gobierno o el relevo en la próxima candidatura, una posibilidad. Y sobre esta segunda opción, hay quienes -en los envenenados recovecos políticos de Madrid- anuncia la llegada de la "hora F", de Feijóo, mientras otros lo ven como ministro -o algo más- del propio Rajoy. Quizá por eso, para evitar interpretaciones, don Alberto alegó como motivo de su ausencia "razones de agenda". Pero, aunque era verdad, casi nadie se lo creyó del todo.

¿Eh??

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