No hay tarea periodística que no muera al día siguiente. Así ha sido, es y será, jornada tras jornada. La de ayer ha sido una de las más tristes para cuantos hacemos FARO. La mala nueva heló la Redacción a primera hora de la tarde: habíamos perdido a Julio Puente, maestro del periodismo, que dirigió el decano entre 1994 y 2000.

Tu aterrizaje en Vigo, siempre en zapatillas, sin pisar a nadie, como tan sabiamente aconsejabas que había que caminar por la vida, fue un gozo y un privilegio para cuantos tuvimos la inmensa suerte de compartir tus enseñanzas. Tu magisterio fue impagable para aquella generación de jóvenes periodistas que hacía solo unos años habíamos iniciado nuestros pasos en FARO. Somos lo que somos en gran parte gracias a tí. Bendita circunstancia el haberte cruzado en nuestras vidas. Nos guiaste, nos ayudaste a crecer, en lo profesional y en lo personal. Impagable la transmisión de tu sabiduría y olfato periodístico, tu generosidad moral, tu serenidad en los momentos más difíciles, tu exquistivo trato en los éxitos y en los fracasos. Ejemplar tu vocación, grandioso tu talento que derrochabas a expuertas tanto como tu honestidad. Por tus venas corrían ríos de tinta: el periodismo total. Fascinante tu legado oral, tus expresiones que marcaron época en el decano y que todavía hoy perviven como frases icónicas para cuantos te conocimos y recordamos. Aunque ya no estés en este mundo, nunca te irás de nosotros. Te queríamos muchos, te queremos y te seguiremos queriendo.

Se me hace muy difícil escribir a estas horas, al borde del cierre, en ese horario en el que te venías arriba como nadie. Fuiste un director irrepetible, con mayúsculas. Los periódicos, borradores de la historia, se hacen grandes no por destellos, sino por trayectorias, siembras pacientes, gestiones sensatas. Lo decías tú. La historia de esta bendita casa tiene en las páginas de Puente un inigualable magisterio.

Este periódico morirá hoy para dar paso al siguiente. Pero quien nunca morirá en la familia de FARO serás tú, maestro, el Maestro, el mejor faro. Gracias por todo. Hasta siempre.