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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

Las prórrogas

A estas horas, comprobado el fracaso de la intención inicial del PPdeG -difundida a bombo y platillo seguramente como fórmula de desgaste y presión para sus adversarios, en un proceso de confusión que aún dura- de designar sus candidatos a las grandes alcaldías y buena parte de las villas medias, no son pocos los que hablan ya, sino de crisis interna, al menos de dificultades notables. Y por mucho que se niegue, al comparar lo que se dijo antes y lo que se dice ahora, es más que evidente que algo pasa, aunque por ahora nadie ose diagnosticarlo en firme.

En todo caso, cuando ya se vislumbraba, en el último bimestre de 2017, que aquello de tener como máximo ese 31 de diciembre al menos las cabezas de listas principales para encarar una campaña larga y difícil, los populares gallegos anunciaron una prórroga hasta abril de 2018. Y por lo que ha publicado este periódico, aquellas dificultades deben haber sido mayores de lo que temieron, y hubieron de habilitar una segunda que abarca todo el año. Y ocurre que como no lo han explicado ni siquiera para cubrir las apariencias, es legítimo suponer problemas.

Cuáles y cuántos serían no parece una pregunta cuya respuesta resulta inalcanzable para quienes no estén metidos en el apparat del partido. Pero puede suponerse que los motivos estarían separados en dos grandes grupos: o no tiene gente dispuesta a arriesgarse o que la que sí lo está carece de posibilidades de éxito o de la confianza de sus mandos en que lo logren. Y eso significa crisis porque, no ha demasiado, el PPdeG tenía abundancia de voluntarios capaces para cualquier puesto. Y muchos pueden confirmar que había puñaladas para acceder incluso a los dudosos.

Claro que las obvias dificultades de recluta con garantías que se le presentan a la principal organización política del país -que ha llegado a encuestar a sus afiliados y/o simpatizantes antes de plantear las opciones-, se extienden a a los demás. En Marea, que ha de definir todavía a quién acoger en su confluencia, tiene como desideratum la continuidad de sus tres alcaldes emblemáticos -los de Santiago, A Coruña y Ferrol-, pero la tarea semeja bastante compleja. Sobre todo si se piensa que el Podemos gallego no aclaró todavía si sigue o se baja de la coalición.

Quedan el PSdeG y Ciudadanos, aparte las listas independientes que podrían encajar alguna pieza decisiva, lo mismo que el BNG, pero poco más. Por lo que a la socialdemocracia respecta, su perspectiva huele a pólvora teniendo en cuenta que las diferencias ya existentes entre el mando regional y las provincias, que son claras, pueden estallar a la hora de constituir las listas. Y en cuanto a los discípulos de Albert Rivera, que aquí carecen de referente, antes habrán de habilitarlo y acertar después con sus apuestas. Y confiar en que su vivero de votos serán el PP o el PSOE, y que el factor catalán podría repetirse aquí, aún sin aquella magnitud, sería estar en la inopia. Por eso todos, y no sólo el PP, están en fase de prórroga, aunque unos más larga que otros.

¿No??

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