La plaza de Ravella despide 2017 a mediodía y se convierte así en referencia nacional al anticipar doce horas las uvas de la suerte. Es un símbolo, una minifiesta que entona un comienzo del día más largo del año que para muchos acabará a las tantas.

Pero sobre todo es un momento de reflexión y buenos propósitos para un 2018 que debería llegar cargado de inversiones, no en vano es el último ejercicio completo que les queda a las corporaciones actuales.

Y es que 2017 queda como el año de las ideas, de las propuestas y de los pensamientos. Pocas o ninguna obra se han ejecutado en O Salnés en estos doce meses en los que solo se han dibujado intenciones sobre el papel.

Dicen que comenzará el año con la remodelación de la Plaza de Galicia -enésima vez- y la Independencia en Vilagarcía. Quizás sea el año en que se construya la Vía Verde o el centro de interpretación de Cortegada y activel el Museo do Ferrocarril. Es decir, pasada la fase de los desprecios (acuario, mirador, obelisco, plaza de abastos de Cambados...) finaliza la de iniciativas y proyectos, para dejar este último tercio del ejercicio a la ejecución.

Hay por tanto fundadas esperanzas de que 2018 traiga un poco más de bienestar si las administraciones actúan según la pauta u hoja de ruta. A Illa espera un proyecto de 4,4 millones para los bateeiros; O Grove con otros cinco millones para un auditorio; y así sucesivamente en concellos de menor tamaño.

Es por tanto un año de inflexión con coordenadas positivas en las que la industria, el comercio, el empleo, el turismo y sobre todo sectores como el mar o el vino deben tener el impulso que aleje el fantasma de una década de crisis económica.

Y es el año en el que hay que desear que esa trayectoria no se vea interrumpida por calamidades como las del año que acaba y que comenzó con un temporal Kurt, los incendios del Castrove y Xiabre a mediados de octubre, los destrozos provocados por "Ana" y Bruno" en este diciembre, pero sobre todo por una sequía que exprimió los embalses y los cauces de los ríos. Un año que se salvó gracias a una histórica cosecha de vino, a las buenas capturas en las lonjas y al quehacer diario de las empresas que no se rinden ante las adversidades. Feliz 2018.