El jueves un matrimonio que vive en la calle Concepción Arenal, en las proximidades de la gasolinera, recibió una llamada en el telefonillo de su casa anunciándoles que les llegaba un paquete. Extrañados pero, atendiendo a las fechas que son, decidieron abrir el portal pulsando el botón correspondiente y, a los pocos minutos llamaron a la puerta del piso. La señora abrió la puerta sin soltar la cadena y vio, a través de la rendija a dos hombres jóvenes sin aspecto de ser repartidores de alguna empresa de mercancías. Les preguntó por la procedencia del paquete y como no se le aclaraban mucho, les dijo: Esperen un momento que viene mi hijo ahora, a la vez que daba unas voces con el nombre del supuesto vástago. Los dos individuos no quisieron oír más y salieron corriendo sin dar más explicaciones y, en la prisa, abandonaron el "paquete" que, una vez abierto, se comprobó que era una caja de zapatos con seis o siete periódicos doblados dentro para darle sensación de peso. El hijo de la señora salió corriendo escalera abajo pero cuando llegó a la calle se habían esfumado por lo que sospechan que las ideas que tenían no eran de muy buenas intenciones. La señora dice que no denunció el caso porque no quiere andar en declaraciones, pero nos pide que alertemos sobre todo a los ancianos que suelen estar solos, para que no abran la puerta a sospechosos. Pues dicho queda.

? de buena voluntad