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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

La triple entente

Decía, una zarzuela clásica, aquello de que "por el humo se sabe donde está el fuego", y podrían haber añadido los coros que otra apuesta segura sería el olor a chamusquina. Que, seguramente, alentó a la triple entente, Galicia, Asturias y Castilla y León no solo a publicar un documento, sino hasta un aviso a navegantes por si a alguien se le ocurría intentar apagar el incendio de Cataluña con el agua bendita que proporcionan las dádivas de los demás. Y no se anduvieron con indirectas ni por los cerros de Úbeda: a quien se le ocurra incurrir en desigualdad alevosa, caña, caña, caña.

El asunto tiene enjundia, y no solo porque sella una alianza en asunto trascendental de las tres comunidades del Noroeste, sino porque están presididas por gentes de peso. Feijóo, en Galicia, es el único barón del PP que hizo los deberes electorales; Javier Fernández, en Asturias, tiene el respeto de su pueblo y además el de su partido, el PSOE, al completo, lo que es mucho decir en estos tiempos. Y Herrera, el castellano, fue el único capaz de plantarle cara a Rajoy tras la dolorosa victoria del 2016, aunque luego, y tras algunas intrigas, que podrían repetirse, plegó velas.

Pero se ha dicho lo del fuego, el humo y el olor porque eso precisamente es lo que parece haber movido a la alianza ferroviaria de las tres autonomías en algo mucho más importante y valioso todavía. Dada la pluralidad de los protestantes, que sin duda han olfateado la chamusquina ante la actitud del Gobierno central, que parece un confesor predispuesto a penitencias leves -y pagadas por otros- con los pecadores, y del PSOE, tras respaldar la ocurrencia de Iceta -perdonar la deuda catalana con lejana referencia a las de los demás-, se han hartado. Punto.

A la triple entente de Galicia, Asturias y Castilla y León le sobran razones para sentirse maltratados y para desconfiar de que se les pueda tratar aún peor si alguien se pone a argumentar "razones de Estado" para hacerles comulgar otra vez con ruedas de molino. Y ahora van en serio: lo que han escrito ayer, y conviene insistir, no es una simple colleja ni una advertencia de salón; y aunque el señor Herrera tenga el handicap de que su órdago, hace tiempo, se convirtió en farol, los otros dos le aportan seriedad y, sobre todo, el valor que podría faltarle al final. Miel sobre hojuelas.

La moraleja de lo que pasó ayer en Asturias es muy simple y conocida: con las cosas de comer no se juega; y ni siquiera se amaga para ver cómo reaccionan los demás. Y la financiación autonómica, que es sin duda una "patata caliente", no se puede tratar con desdén. Ni dejarla solo en manos de "expertos": es Economía, sí, pero Economía Política, que en democracia quiere decir justicia distributiva y principio de solidaridad. Y vagabundear entre la duda y el tiempo para ver si este resuelve aquella -como suele hacer el señor Rajoy con más suerte que ciencia- esta vez no solo no funciona, sino que no se acepta. Y se lo avisa una triple entente, a la que oponer una santa alianza sería una idiotez.

¿ O no...?

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