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análisis

Del fosfato y los diamantes

La convivencia entre la minería y la industria pesquera se complica

El de Namibia ha sido, desde los sesenta, uno de los principales caladeros para la flota gallega de gran altura. La costa namibia es, también, uno de los territorios más fértiles del mundo en diamantes y en arena fosfática. La convivencia entre las tres actividades se ha complicado en los últimos dos años por dos motivos principales: la concesión de la primera licencia del mundo (ahora en stand by) para la minería submarina de fostato y el descumbrimiento de yacimientos que, cree la industria, harán del país africano el proveedor en el futuro del 95% de las piedras preciosas por excelencia. La industria pesquera se plantó -y venció, de momento- a las mineras de fosfato, pero no ha podido hacer nada contra las de diamantes. Y esta semana las primeras han montado en cólera al considerar que hay trato de favor con sus rivales en el mar por parte de las autoridades de Windhoek.Y no les falta razón.

La canadiense Diamond Fields acaba de comunicar a sus inversores que ha decidido retomar su actividad en Namibia cerca de Lüderitz, donde tiene su base la filial de Pescanova y para donde irán los tres arrastreros que ha encargado a Armón. Allí prevé trepanar durante diez años una superficie de 55 hectáreas. Lo hará con un buque de 150 metros como principal plataforma, con 33 años de singladura y de nombre Ya Toibo. Lo bautizaron en honor a un activista anti-apartheid local, miembro del primer gabinete de Sam Nujoma. Y SS Nujoma se llama también el mayor barco minero de diamantes del mundo, con base en Walvis Bay y propiedad del gigante De Beers Group. Por cierto, su filial en Namibia está participada al 50% por el Estado. Porque no ha habido una corriente crítica en este país contra los métodos utilizados por la minería submarina, que sí abortó -también de momento- los planes de excavación de Namibian Marine Phosphate en pleno caladero de pesca.

La convivencia de los barcos mineros con los pesqueros (arrastreros congeladores o fresqueros) ha sido aparentemente plácida, pero la intención de Windhoek de apostar cada vez más por los diamantes (su peso en el PIB es, según la industria, del 10%) puede ser un riesgo no calculado.

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