Hay artículos de lujo y artículos de primera necesidad. Parece fácil distinguirlos, pero no lo es tanto debido a la confusión entre valor y precio, que machado atribuía al necio (una necedad casi universal). A poco que nos paremos a pensar llegaríamos a la conclusión de que el primer-artículo-de-primera-necesidad es el aire que respiramos, y basta hacer la prueba dejando de respirar medio minuto, si uno llega. Esto debería ya ponernos en la pista de que con el aire no se juega, y por tanto las medidas para evitar la contaminación atmosférica están por delante de cualquier otra cosa. En el fondo el precio para evitarla es pequeño, ya en términos absolutos, y mucho más pequeño todavía en relación con el valor del aire limpio, pero, como el aire es una de las pocas cosas por las que todavía no se factura un precio, el necio (según machado) puede llegar a no darle todo el valor que tiene.