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Santiago Lago Peñas.

Apuntes sobre el cupo vasco

El sistema foral es una anomalía en el mapa internacional. En ningún país federal, el gobierno central renuncia a su poder tributario en una parte del territorio. Eso es propio de otra época o de otro contexto, el de las confederaciones de países como es hoy la Unión Europea. Desde luego, esto no es la solución para extender a otras partes de España. Lo ideal sería reformar la constitución para normalizar esto. Pero entiendo que es una tarea extremadamente compleja. Por eso creo que lo más razonable es centrarse en corregir las consecuencias financieras de esa anomalía. En particular, el exceso de financiación que provoca respecto al régimen común.

Un artículo reciente de los profesores López Laborda y Zabalza publicado en la Revista de Investigaciones Regionales cuantifica este exceso: el 30% en el caso del País Vasco y el 28% en el caso de Navarra. Las comunidades forales tienen que contribuir más a las arcas generales. De hecho, bastante más y no menos como se ha aprobado esta semana en el Congreso de los Diputados.

Se puede respetar el régimen foral hasta la última coma y disentir profundamente de la aplicación del modelo y de sus resultados financieros. Entiendo que los votos del PNV son necesarios para el partido de gobierno para, entre otras cosas, aprobar los Presupuestos Generales del Estado para 2018. Pero entendería mejor que el PSOE hubiese negociado un apoyo parcial a cambio de contrapartidas, como hábilmente hizo la gestora presidida por Fernández con la subida del Salario Mínimo Interprofesional o las subidas impositivas, que aceptar esto.

*Director de GEN (Universidad de Vigo)

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