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Joaquín Rábago.

Europa ante un futuro incierto

El populismo de derechas avanza en todas partes mientras la izquierda corre peligro de extinción

No quisiera hacer de aguafiestas, no me gustaría pecar de pesimista, pero creo que el futuro de Europa no se presenta precisamente bajo los mejores augurios.

Avanza el populismo de derechas en todas partes mientras corre la izquierda, o lo que queda de ella, peligro de extinción: desaparecida prácticamente en Francia, malherida en Alemania, dividida y perpleja ante la crisis nacionalista en España.

La gran Alemania parece de pronto paralizada por la imposibilidad de una alianza de nuevo signo: entre la CDU de Angela Merkel, la CSU bávara, Verdes y Liberales.

Porque por mucho que los Verdes hayan dejado por el camino mucha de su radicalidad hasta convertirse en potencial aliado de la CDU, es aún más lo que los separa de un Partido Liberal que ha arrojado por la borda lo que podía quedarle de social para abrazar el crudo liberalismo económico.

Y ahora el país central de Europa, tan poco dado a la improvisación, tan amante de la estabilidad, no sabe qué hacer: ¿nuevas elecciones o reedición de la Gran Coalición con un SPD que sigue lamiéndose sus heridas?

Por su parte, el presidente francés presume de excelentes ideas sobre Europa, para las que necesita en cualquier caso el difícil concurso de Berlín, pero al mismo tiempo indigna a sus trabajadores con una reforma laboral de tinte neoliberal.

Mientras tanto en Italia, el viejo caimán Berlusconi, pese a estar inhabilitado políticamente hasta 2019, quiere volver a la palestra para "salvar" al país, según dice, de otros populistas, los del movimiento Cinco Estrellas.

Le ha allanado el partido el fracaso de Matteo Renzi, el boy scout del centro izquierda, en quien, como líder del Partido Democrático, habían puesto inicialmente algunos todas sus esperanzas para verse luego defraudados.

Mientras la nacional-populista Liga Norte, de Matteo Salvini, sigue avanzando en los sondeos e incluso adelanta, según estos, tanto a la Forza Italia de Berlusconi como a Cinco Estrellas, de Beppe Grillo.

Y no hablemos ya de lo que sucede en algunos países del Este como Hungría y también en la católica Polonia, donde se acentúa el autoritarismo del Gobierno ultraconservador del partido Ley y Justicia y crece la xenofobia.

Hasta el punto de que la propia Comisión Europea amenaza con suspender el derecho de voto del Gobierno de Varsovia por una reforma antidemocrática que coloca al poder judicial bajo control político.

Y de la Gran Bretaña egoísta, insular e insolidaria, que siempre ha mirado con desconfianza a Europa y ahora pretende irse de rositas, mejor olvidarse.

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