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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

Las chapuzas

Lo peor de la trayectoria del señor De la Serna -aún corta: ojalá que no se alargue-, al menos desde el punto de vista de muchos habitantes de este antiguo Reino, es que ha logrado convertir en real eso de que el remedio es a veces peor que la enfermedad. Porque tras cada metedura de pata con Galicia, la explicación y la propuesta de solución no pasan de resultar chapuzas en el mejor de los casos. Y quien lo dude, que vea las propuestas de este fin de semana formuladas por Fomento para intentar deshacer el entuerto del corredor atlántico ferroviario de mercancías.

El que discrepe de lo anterior puede repasar uno a uno los puntos de las notas oficiales sobre las polémicas decisiones de retrasar el AVE, el silencio -sospechoso- acerca de datos concretos del improbable ramal por Cerdedo, la noticia semiclandestina de que el tramo Taboadela/Ourense será "provisionalmente de una vía para ganar tiempo" o esto último de las mercancías. Un rosario que, en términos gallegos, parece más bien un vía crucis, especialmente si se compara con el trato que el Gobierno "amigo" aplica a su leal compañera, la Xunta.

Quejarse por ello -o anunciar solemnemente que "no habrá ni un paso atrás", como dijo el señor presidente Feijóo- es lo menos que se puede hacer desde aquí. Lo que se entiende mal, o no se entiende en absoluto, es el motivo por el que el país entero ha tenido que reaccionar cuando ya es tarde y en el momento en que Fomento anuncia parches que cualquiera que entienda como funciona la UE sabe que ni siquiera servirán para aliviar la molestia. Porque alegar que "se va a procurar" que incluyan en 2018 una cláusula que asegure el corredor en 2027 es una idiotez.

En este punto, y del mismo modo que se ha reprochado la reacción tardía de muchos sectores importantes de este país y de fuerzas sociales cuya obligación elemental es estar más atentas a los acontecimientos, hay que referirse también a la oposición. Cuya táctica parece consistir en esperar a ver qué hacen -o no hacen- los demás para, luego, unirse a las protestas si las hay e intentar encabezarlas. Un "remolque" impropio de los que aspiran a gobernar Galicia alguna vez y que permite afirmar que, si no rectifica y llegara a hacerlo, que "Dios la coja confesada".

En cuanto a lo que ha dicho el señor presidente Feijóo, le es aplicable también aquello de "no se podía esperar menos". Es cierto que solo los necios pueden aguardar de él una actitud de oposición frontal a decisiones del Gobierno del señor Rajoy -por una cuestión de lealtad y disciplina-, pero conviene que su señoría no limite a las palabras su también indudable margen de maniobra. Cualquier político sagaz -y él lo es- sabe que cuando se discute con un correligionario no es necesario hacerlo en público y a gritos. Especialmente si se dispone de una fuerza electoral que habla por sí misma: solo es menester recordarlo de vez en cuando.

¿Eh...?

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