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Luis M. Alonso.

Sol y sombra

Luis M. Alonso

Hubo tiempos más luminosos

Estoy en una edad en que la vejez todavía se adapta a uno. Pronto, si da tiempo, llegará otra en que ese mismo uno pasará obligadamente a adaptarse a la vejez. Con los años, sin embargo, creía haberlo visto todo o casi todo. Al menos eso era lo que ingenuamente pensaba hasta que surgió Marta Rovira, la secretaria general de ERC, que, ante la pregunta de una periodista francesa sobre cómo se arreglaría Cataluña para financiarse sin España, se enredó hasta el punto de que, comparada con ella, Ada Colau, la alcaldesa de Barcelona, parecería Golda Meir. Su disparatada respuesta -no sabe ni siquiera de qué habla, pero tampoco articular una frase como es debido- dejaría en buen lugar a cualquier grulla.

Rovira se comportó ayer de manera aún más obtusa que con el cálculo financiero, al acusar sin pruebas y de manera intolerable al Gobierno de "amenazar con muertos" para frenar el delirio independentista. Si el victimismo tiene un límite, la candidata de ERC parece que no al deslizar este tipo de patrañas diciendo que el Govern no quería asumir el riesgo de la violencia extrema de Madrid. Ya se ve cómo dieron marcha atrás; siguieron adelante con la declaración secesionista, mientras que Rajoy, lejos de pensar en el Ejército, anunciaba el artículo 155 de la Constitución para detener la tropelía. Eso sí, al día siguiente, algunos de ellos se dieron a la fuga. Ahora, el Estado fascista opresor les brinda la oportunidad de presentarse a unas elecciones. No cabe duda de que ha habido tiempos más luminosos que el actual.

La Fiscalía de Bruselas pregunta a la Audiencia qué comen en Estremera los presos independentistas. Deberían darles alfalfa.

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