Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

Las rebajas

Lo dicho: que en el Parlamento gallego sus señorías podrían ahorrarle al voraz departamento de Facenda un buen pico si, en lugar de oportunidades para servir al país, sus señorías decidiesen hacer rebajas y convocar plenos reducidos. Porque, pensándolo despacito, en nada cambiaría la cosa si en lugar de 75 asistentes, se limitasen a siete u ocho -cuatro o cinco del PP y tres de los grupos de la oposición- miembros de la Cámara, para conservar una cierta proporcionalidad entre la mayoria absoluta y la representatividad de las izquierdas. Sería más rápido y cómodo.

Bromas aparte -y que disculpen los lectores: de vez en cuando hay que tomarse con humor algunos espectáculos para aliviar las tensiones de los que se repiten cada día-, lo de ayer en el viejo cuartel del Hórreo fue un esperpento. Previsible y previsto, pero un esperpento: que la oposición repita lo que le es habitual -y por eso es lo que es y no obtiene los votos para ser gobierno más que de pascuas en flores- confundiendo el culo con las témporas y el control al gobierno con la descalificación permanente no es razonable ni tampoco útil al país.

(Es verdad que tampoco la mayoría del PP acertó en sus aclamaciones al presidente de la Xunta cuando replicaba a las acusaciones de sus adversarios. Porque tras hacer lo preciso -presentar un plan de treinta puntos para llegar a un pacto forestal- y ofrecerlo, cayó en la trampa de la oposición y se puso a su altura con el "y tú más?" aludiendo a los tremendos incendios de 2005 y 2006, en época del bipartito PSOE/BNG y casi con los mismos argumentos que los otros esgrimían contra él. Por eso, y por la negativa a entrar en la oferta que la oposición hizo desde antes del pleno, no se habló de lo principal: la oferta del señor Feijóo.)

En todo caso, lo que la gente del común espera de sus representantes electos no es que se llamen lo que se llaman o que monten los numeritos dialécticos que montan, sino soluciones a problemas en los que, como las oleadas de incendios forestales que periódicamente barren Galicia, se juega vida y hacienda. Y sobre eso lo único que se oyó ayer fue la oferta del presidente de la Xunta, seguramente mejorable, y su propuesta de pacto. Que habría sido rechazada -sin debate sobre el fondo- aunque la hubiera redactado el mismísimo Moisés después de hablar con Yavéh, representado -curiosamente- por una zarza ardiendo.

Por eso se dice lo de las rebajas: porque a este Parlamento no le llega con oportunidades para alcanzar acuerdos necesarios en asuntos colectivos graves, y ha de conformarse con la aritmética electoral. Que en democracia no es poco, pero debería suponer bastante más, desde la crítica y el control hasta la gestión y la generosidad, elementos tan inhabituales en esta Cámara que podrían considerarse casi desconocidos, por desgracia para todos, aunque no todos sean igual de responsables. Ayer se vieron defectos en abundancia, pero -al menos en opinión de quien esto escribe- bastantes más en el lado opositor que en el gubernamental. Por eso -conviene repetirlo- cada uno es lo que es.

¿O no??

Compartir el artículo

stats