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José Manuel Ponte

inventario de perplejidades

José Manuel Ponte

Sobre noticias desapercibidas

Abrumados por el interminable serial del contencioso catalán, (crecientemente invasivo, al menos en los medios), se hace difícil encontrar un asunto que sirva para distraer la atención del público. La pasión opinativa, cada vez más excitada y simplificadora, hace irrespirables los espacios polémicos y el intercambio de argumentos va derivando en descalificaciones groseras cuando no en insultos.

El clima me recuerda lo sucedido con los referéndums sobre la reforma política y sobre la permanencia en la OTAN. En uno de ellos, ahora no recuerdo en cual, el dibujante gallego Quesada publicó un chiste muy oportuno sobre el hartazgo de los votantes, en el que podía verse a un hombre que sentado frente al televisor se levantaba para protestar por la reiteración de los mensajes que invitaban a ir a las urnas. "Ya voy a votar que sí, pesados", gritaba. Ahora no es exactamente lo mismo, la cita en las urnas no es para contestar a la pregunta de un referéndum sino para celebrar unas elecciones autonómicas, aunque casi nadie duda de que los soberanistas harán una lectura plebiscitaria de los resultados para continuar con la matraca de la imposible independencia.

¿Hasta cuando? Ya veremos, pero mientras tanto pasan desapercibidas noticias como el informe de la Organización Meteorológica Mundial sobre el peligroso incremento del CO2 en la atmósfera. Y otras no menos preocupantes. Como esas dos matanzas en Estados Unidos. En la de Las Vegas, un hombre blanco de 64 años de edad mató con disparos de arma automática a 60 personas y causó heridas a otras 500. Y en la de Texas, dentro de una iglesia baptista, otro hombre blanco mató a 27 personas e hirió a otras 27. De no ser por el contencioso catalán la atención de los medios estaría centrada en estos dos sucesos y oiríamos, o leeríamos, los consabidos comentarios sobre la violencia en EE IUU y sobre la inconsecuencia de autorizar la venta de armas sin prácticamente mayores restricciones ni cautelas. Con todo y eso, no deja de ser significativo que la noticia de matanzas a tiros en el país más poderoso del mundo, se banalice tanto en los medios como las matanzas perpetradas en Afganistán, en Irak o en Siria.

Y sobre todo que ya no escandalicen tanto. En un tiempo de exceso de novedades informativas, unas tapan la vigencia de las otras a velocidad de vértigo y la memoria de la audiencia se agota con el último telediario. De no ser por el monotema -insisto- este inicio del otoño nos hubiera servido para centrar nuestra atención en las conclusiones del XIX Congreso del Partido Comunista Chino, que está muy orgulloso de que otros 60 millones de conciudadanos hayan salido de la pobreza en los últimos cinco años gracias a una planificada política de socialismo de mercado.

Y nos hubiera servido también para demorarnos en la lectura de alguno de los muchos libros que se han publicado coincidiendo con el centenario de la Revolución Soviética; en la desclasificación de los documentos de la CIA sobre el asesinato de John F. Kennedy, que no han hecho sino incrementar las sospechas de una conspiración más amplia en el magnicidio; o, puestos a degustar asuntos tenebrosos, en la detención del famoso comisario Villarejo, un exitoso empresario de la información más comprometida.

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