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'Islero', hijo de la estepa

Las injerencias rusas en la crisis catalana

Los fragmentos de titulares, remezclados con retazos de tuits y comentarios de red, provocan efectos extraños. Hasta el punto de generar afirmaciones como esta, real de punta a cabo: la injerencia de Rusia en la crisis catalana es de tal calibre que hasta inquieta al Senado de EE UU. ¿Verdad o mentira?

Verdad. Uno de los métodos de desestabilización de Occidente a los que recurre Moscú, con especial intensidad desde que fue sancionada por la anexión de Crimea en 2014, son las intoxicaciones masivas en la red. La iniciativa, resaltó en enero un informe de la inteligencia de EE UU sobre la intromisión rusa en las presidenciales de 2016, no es sino la actualización de viejas tácticas soviéticas. De hecho, la pasada semana, responsables de Facebook, Twitter y Google informaron al Senado de EE UU del cierre de miles de páginas, cuentas y canales a través de los que, en campaña, los "trolls" rusos difundieron cientos de miles de mensajes desestabilizadores.

En esa misma sesión, un senador, deseoso de apretarles bien las tuercas a los comparecientes, aludió a la injerencia en Cataluña, aireada por la prensa yanqui, y preguntó por eventuales medidas de réplica. La respuesta de los ciberejecutivos se movió entre el balbuceo y la ignorancia.

Mentira. Es muy probable que, desde que estallaron las sospechas de colaboración entre Trump y Putin -un fenómeno diferente, por el componente de traición que conlleva-, se sobrevalore no ya el volumen sino el efecto real de las interferencias rusas, además de invocarlas como una todopoderosa fatalidad contra la que nada se puede. Véanse, si no, las afirmaciones de una historiadora británica que el domingo concluyó, desde estas páginas, que es Putin quien está detrás de la DUI. Ni Cambó, ni Macià, ni Companys, ni Mas, ni dos millones de catalanes. Solo Putin. Por esa vía, pronto no habrá redaños para descartar que "Islero", el acabador de Manolete, fuera un uro que pastaba en la estepa rusa.

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