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Ilustres

El traslado del coro de la catedral: entre el acierto y la chapuza (I)

Una de las actuaciones que indudablemente afectó más a la imagen y al uso de la catedral es la retirada del coro renacentista del centro de la nave. Ya desde la edad media la catedral se hizo protagonista del culto solemne del cabildo y se fue organizando el espacio para favorecerlo, de ahí que el coro con sus sitiales ocupará la parte más significativa de la nave mayor, puesto en comunicación con el presbiterio mediante un pasillo convenientemente delimitado, llamado vía sacra, que facilitaba el paso de los ministros que actuaban en las ceremonias y que con frecuencia debían ir del coro al altar o del altar al coro, al mismo tiempo que solemnizaba las procesiones de entrada y salida de los celebrantes siempre acompañados de un nutrido número de ministros. La catedral de Ourense como la de Santiago y quizá la mayor parte de ellas tuvo un coro medieval pétreo situado ya en la nave central del que nos quedan diversos restos góticos aprovechados como frentes de sepulcros o formando la base de la actual altar mayor, fue sustituido en el siglo XVI por un admirable coro lígneo de estilo manierista debido a Juan de Angés el joven y otros artistas, con dos series de sitiales y que también según la costumbre difundida en otras catedrales se cerró con una importante reja igualmente obra renacentista, haciendo eco a la que cerraba, buscando señalar el espacio privativo del presbiterio, la capilla mayor.

El coro externamente estaba constituido por muros de buena cantería en los que se abrían arcos que en ocasiones son espacio para diversos retablos, que creemos en Ourense no hubo y por supuesto se constituía el llamado trascoro con un protagonismo destacado ya que presidía el mayor espacio libre de la catedral hasta la fachada y donde se buscó lugar por su visibilidad, para importantes devociones, en el caso de Ourense para la capilla del Rosario, con un retablo también de Juan de Angés y los sepulcros de la familia que ejerció el patronato de la misma.

La catedral de este modo quedaba convertida en un templo para el cabildo ya que el culto del pueblo se confiaba a las parroquias y sólo de modo excepcional se convocaba a los fieles en la catedral. La vía sacra con sus rejas era también el espacio para los bancos de las autoridades cuando asistían corporativamente a las celebraciones catedralicias, pero cuando debía usarse para colocar alguna arquitectura efímera o circunstancial como tablados de teatro o túmulos funerarios se retiraban estas rejas como consta repetidas veces en los pequeños pagos que se hacen a los que cumplen esta tarea.

Primer intento de traslado

En el siglo XIX comienzan ya las primeras tentativas o al menos los primeros desacuerdos con este uso y distribución de los espacios catedralicios y se piensa en retirar el coro, trasladando algunas sillas o disponiendo uno nuevo en el presbiterio para dejar la nave totalmente libre, recuperando estéticamente los espacios originales y también para facilitar, esto más modernamente, la presencia del pueblo en las celebraciones litúrgicas. Quizá fue Ourense por las ideas, diríamos más modernas del deán Bedoya, la primera catedral de España que pretendió esta reforma que no se llevó a cabo por insuficiencia económica, cosa que hemos de celebrar porque el proyecto que financiaría el obispo Dámaso Iglesias Lago suponía también la desaparición del retablo mayor de Cornelis sustituido por otro de estilo neoclásico, como se hizo en la Catedral de Lugo. Cuando el intento se plantea ya con voluntad de hacerlo eficaz en 1857 ha muerto Bedoya (1850) pero tomará el asunto con interés su sucesor.

Por eso habrá que esperar al siglo XX para esta reforma, indudablemente inducida por otro eclesiástico con poder y decisión que fue el deán Diego Bugallo Pita, si bien ya entre 1905 en 1914 Gaudí dirigió esta operación en la catedral de Mallorca siendo la primera de España en hacerlo. Pero creo que fue Ourense la segunda, unas décadas después y ya en la posguerra española, algunas otras catedrales retiraron el coro como las de Santiago, Tui o Mondoñedo en Galicia, quedando sin embargo otras muchas que conservan la antigua disposición, Toledo, Sevilla, Astorga, Zamora, Burgos o Lugo entre ellas, y dado que hoy se valoran otras cosas parece que no será fácil conseguir la preceptiva autorización estatal para remover estos coros.

Proyecto Auriense

Ya he dicho que Ourense fue la primera que a mediados del siglo XIX pretendió esta radical reforma encargando un proyecto al arquitecto Domingo Lareo. El 19 de agosto de 1857 el cabildo con la presencia del arquitecto, debate la conveniencia de adoptar el nuevo proyecto, presentándose en este momento por el Sr. Deán la propuesta de trasladar el coro y los órganos a la capilla mayor, colocando el presbiterio debajo del cimborrio, siendo el parecer del arquitecto muy favorable a esta propuesta. Las ventajas que se aducen para este cambio, entonces realmente novedoso en las catedrales españolas, eran que "el pueblo concurriese en mayor número y con mucha más comodidad a las funciones religiosas, como para que la Iglesia, desahogada y libre de todo lo que ahora obstruye su nave mayor, luciese perfectamente la magnificencia de esta y de las laterales, con las bellezas de su arquitectura gótica". Fruto del interesante encuentro fue el acuerdo de encargar al Sr. Lareo el presupuesto de retablo y traslado del coro. Apoyó la propuesta el obispo de entonces don Luis de la Lastra pero el traslado del arzobispo a Valladolid y el nombramiento de un nuevo obispo la figura de don José Ávila y Lamas, menos entusiasta de algunos detalles retrasa el proyecto, que también por razones económicas quedará definitivamente aparcado el año 1858.

Traslado, en 1937

En el pontificado del obispo don Florencio Cerviño, don Diego Bugallo Pita, fue el personaje que gobernó realmente el obispado tomando decisiones, algunas acertadas y otras menos, que el obispo por supuesto avalaba con entusiasmo y reconocimiento. Entre ellas está todo el proyecto de reformas de la catedral encargado al importante arquitecto Antonio Palacios, unido por amistad grande a Bugallo. Es el proyecto de permitir el acceso a la catedral por la fachada principal y la creación de la gran plaza de San Martín que se abriría delante y que quedó solo en proyecto e interiormente el desencalado de la catedral y el traslado del coro.

Es curioso y lamentable, pero suele suceder con otros proyectos en los que Bugallo anda por medio, que hoy por hoy, desconozcamos todo tipo de documentación sobre esta importante determinación que se comienza en el año 1937 y dura hasta 1940. No se pagó con fondos catedralicios, ni del obispo por eso no figura absolutamente ninguna cantidad para la obra en los documentos de fábrica de la catedral, ni de la diócesis y no sabemos quiénes formaban el grupo de "enamorados de tan feliz idea", y a donde está si se conserva la obligada documentación de los costes, de los operarios, de las mil incidencias de un asunto de obligada complejidad. Tampoco sabemos si en los archivos del arquitecto que no hemos podido localizar, hay algún proyecto, como si lo hay de todas las otras previstas intervenciones de plaza y acceso, pero hay que decir que ninguno de los estudiosos del arquitecto menciona esta concreta intervención, y tampoco en los archivos oficiales del Estado y catalogado ningún expediente que suponemos se debería haber presentado para contar con la aprobación y sólo en el Archivo de la Administración pública de Alcalá hay un expediente que supondría el final del traslado, es el relativo a la remodelación del suelo de la capilla mayor que habría financiado la Dirección General de Bellas Artes :- IDD (03)000.000 (Dirección General de Bellas Artes), caja 65/00251, exp. 26: Catedral de Ourense. Proyecto de obras de restauración y reforma del pavimento del presbiterio (contiene planos) - Años 1942-1958. Sería pues el año 1942 el de final del traslado y cuando entre otras equivocaciones se cubren con una tarima los sepulcros de varios obispos, que estamos en estos momentos empeñados en descubrir.

Pero nada más las actas Capitulares aprueban la intervención asumiendo un dictamen de la Comisión Provincial del Monumentos poco riguroso y creo que mirando para otro lado en todo el proceso, que bendice la actuación porque además según se señala es quien oficialmente la promueve, si bien pienso que el verdadero inductor en la sombra es Bugallo Pita con el apoyo claro de Palacios y del Obispo. Comisión que inexplicablemente declara que el coro es de arte churrigueresco y que en los órganos antiguos carecen de valor artístico. Hay que pensar que el benemérito Don Marcelo Macías, presidente de la Comisión tenía entonces casi cien años y estaba evidentemente limitado y Don Cándido Cid, por sus relaciones y trabajos en la Curia seria docilísimo a las propuestas de Bugallo.

En las actas Capitulares no hay ninguna determinación más solo la aprobación para vender objetos del desguace y se intuye que se hace la obra cuando se decide trasladar a la Capilla de Nuestra Señora de los Ángeles los restos del Deán Bedoya, inexplicablemente debajo de la plancha de bronce no hay nada, que estaban en la zona afectada por la remodelación de la capilla mayor. Es un acta que se asienta en el libro 54 con fecha 21 de enero de 1939 y de la que di notica en un artículo de FARO DE VIGO (11 junio 2017). Qué supuso esta intervención negativamente pudiéndose buscar soluciones más respetuosas. Ni siquiera un esperado y posible reportaje fotográfico nos conserva la imagen íntegra de lo que había y de cómo se procedió. Es sin duda un borrón en la profesionalidad del arquitecto Antonio Palacios que merece por otras obras justos reconocimientos. Todo se retiró, con poco respeto a obras importantes del patrimonio de la catedral, hagamos el balance crítico del resultado.

(*) Director del archivo de la catedral y delegado de Patrimonio de la Diócesis

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