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Ceferino de Blas.

Sierra y el Grial

Desde que escribió "La cena secreta", Javier Sierra entró en el olimpo de los novelistas. Y no ha vuelto a salir, porque cada libro que publica atrae a más seguidores. Forma con Pérez Reverte y Lorenzo Silva la terna de autores predilectos de los lectores de novelas-novelas. Incluso ha llegado al top ten de los preferidos en Estados Unidos y hay quien lo compara a Dan Brown.

Ahora se ha enfrentado a un reto tan complejo como el enigma del Grial. Un tema del que todos han leído, oído o visto en películas o documentales, y han formado sus propias teorías, por lo que atreverse con él precisa valor.

Debe haberlo hecho "cum laude", porque ha merecido el Planeta, lo que garantiza el éxito de la obra. A los lectores fieles del premio se suman los del autor, y los amantes del misterio.

Los gallegos están de suerte, porque desde hace años, la famosa gira promocional del Planeta empieza en Vigo. En el Club Faro de Vigo. Según una asistente a la proclamación del galardón, en Barcelona, bien lo recordó el ganador: "Comenzamos por Vigo", dijo.

En este nuevo desafío intelectual, habrá que ver por dónde deriva, si por latitudes internacionales, nacionales o por ambas, como acostumbra.

Ante la disyuntiva, bueno es recordar los "griales" hispanos, en especial los de Valencia y León. Sobre este último, la historiadora Margarita Torres, que lleva de segundo apellido el vigués Quiñones de León, publicó una consistente investigación que sitúa el Grial en la colegiata de San Isidoro.

Llegó, en el siglo XI, después de un complicado recorrido de Palestina a Egipto, y de allí al emir de Denia, que se lo entregó al rey Fernando I, para garantizar la paz. Se custodia en la capital leonesa y es conocido como el cáliz de doña Urraca. Lo cuenta la historiadora en "Los reyes del Grial".

Habrá que ver cuál de las varias versiones se ajusta más a la trama de la novela. Pero hasta tanto lleguen los ejemplares a las librerías, mejor preservar la incógnita.

El caso es que Sierra se ha plantado en medio del ruedo, sin miedos a someterse a un triple juicio: el de sus devotos, que seguramente será positivo; el de los estudiosos y especialistas, que ya se verá que opinan, y el habitual de los críticos literarios, de juicio imprevisible.

A su paso por Vigo, si las obligaciones de un escritor en gira se lo permiten, debería encontrar tiempo para visitar la exposición del pergamino Vindel, la joya poético musical del siglo XIII. Se reencontrará con uno de sus personajes, en "El maestro del Prado": el escritor suicida, Vesteiro Torres, que dio a conocer en España al trovador Martín Códax. Un personaje que otro escritor vigués asegura que participó en la toma de Sevilla.

No debería desechar la invitación que le ofrece Vigo de un buen argumento: la historia del pergamino. Lo descubre el anticuario Pedro Vindel en 1914, un musicólogo y diplomático lo traslada a Upsala, se pierde durante años, y reaparece en Londres, en los años setenta en una subasta, donde es adquirido por la Morgan Galery de Nueva York.

No sería la primera vez que el autor se interna en escenarios gallegos para una de sus novelas, como ocurre en "El ángel perdido".

Pero no es cuestión de precipitarse. De momento, lo que se aguarda es la contestación al interrogante ¿qué puede contar Javier Sierra que sorprenda sobre el enigma del Grial, y con qué aventuras lo adobará para mantener el interés? Habilidad para salir airoso de situaciones complicadas ya ha demostrado que le sobra. ¡Para frotarse las manos!

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