Sin la menor intención de comparar, ni tampoco de mezclar churras con merinas, a estas horas cualquier ciudadano con la cabeza en su sitio no podrá por menos que, repasada despacio la declaración institucional del presidente Feijóo, no la rubrique de pé a pá. Y no por motivos de afinidad personal o política -ni mucho menos por razones "mercantiles"- sino pura y simplemente porque acierta, con la firmeza, pero también con la prudencia que le es obligada cuando habla "ab alto toro", que escribió Virgilio, y en el momento oportuno.
Hecho el prefacio, y después de insistir en que no se trata de hacer comparaciones -en estos casos especialmente odiosas-, procede reclamar de la sociedad gallega en su conjunto una movilización mucho mayor que la sectaria y callejera que varias siglas de la izquierda básicamente nacionalista organizó el lunes en protesta por los terribles incendios del fin de semana. Pero que, como siempre, se orientaron contra "la Xunta y el PP", incapaces sus dirigentes de separar el culo de las témporas o de cambiar sus monsergas particulares.
(Pero lo peor no es eso, sino que ni siquiera saben elegir el momento en que procede la protesta y su objetivo. Responsabilizar al PP de las oleadas de fuego masivas, cuando todo el mundo sabe aquí que responden a organizaciones cuyos objetivos, coordinados o no, se desconocen aún, es equivalente a endosarle la culpa a la Xunta -y a su política- de los incendios de Asturias o Portugal, ambos con gobiernos de izquierdas, como Galicia en 1989 y 2005/06, otras dos ocasiones de quemas masivas de patrimonio forestal.)
Es posible, desde luego, que se pueda repetir un debate sobre la utilidad de repartir de forma diferente a la de hasta ahora los recursos disponibles entre prevención y extinción, o que haya quien considere el término "terrorismo" como exagerado. Pero si se acepta que un objetivo de esa actividad criminal es sembrar el terror, está claro que lo ocurrido el fin de semana encaja, y en cuanto a las prioridades, el debate no se ha resuelto a pesar de que casi cada año se vuelve a reabrir. Señal inequívoca por cierto de que no hay una doctrina generalmente aceptada.
Lo que parece incuestionable es que los incendios se producen de forma organizada y sistemática. Y en ese sentido, el jefe del Gobierno señor Rajoy comprometió en tierras gallegas la máxima prioridad policial, en investigación y en acción, para determinar quiénes son los responsables y entregarlos a la Justicia. Es decir, lo que la inmensa mayoría de los ciudadanos/as gallegos/as -y es posible que hasta los del "Lumes nunca máis"- está reclamando desde hace mucho tiempo. Parece, francamente, llegada la hora de que se les de satisfacción.
¿No??
