A Carlos Núñez "Le Vieux, coautor de este artículo

El 25 de marzo de 1912, se publicaba en este periódico un largo reportaje sobre los viajes de Mata Hari a Vigo. Era la primera vez que se divulgaba en la prensa gallega la estrecha vinculación con la ciudad de Margherite Gertudi Zelle McLeod, universalmente conocida como Mata Hari.

Desde entonces, el autor, al que siguieron y ampliaron otros, en diferentes formatos, publicó varios artículos, al hilo de efemérides que relacionaban a la popular holandesa con Vigo.

Pero faltaba el principal recuerdo, que aconteció ayer, al cumplirse los cien años de su fusilamiento en Vincennes (París).

Un día de noviembre del año pasado, el autor de aquellos trabajos, recibió un correo del publicista y articulista, Carlos Núñez "Le Vieux", como firma sus misivas para diferenciarse de su hijo, el aplaudido músico.

He aquí lo que comentaba:

"Estoy leyendo el libro de Paulo Coehlo "La Espía" (Mata Hari).

Pues bien, recuerdo haber leído un artículo tuyo sobre Mata Hari, que guardo celosamente, por el ramillete de conclusiones que con olfato periodístico vas desgranando. Leyendo a Paulo Coehlo centro mi atención en ese precioso artículo, que pone la lupa en Vigo.

No me juzgues pretencioso si te sugiero -y te pido mis disculpas- que aproveches el aniversario de su fusilamiento en Vincennes el año próximo, para hacer un gran trabajo sobre esta mujer.

Y ya no me refiero tanto al recorrido morboso de sus relaciones con reconocidos personajes europeos, Picasso entre ellos, sino a su concepto de la libertad femenina que siempre defendió.

Casi toda la literatura que se ha escrito sobre esta gran mujer ha sido basada en los criterios de banalidad de sus autores.

Hay un hecho cierto, ella reconoce la importancia de Vigo por donde pasó cuatro veces, quizás más, cumpliendo sus actividades. Julio Verne, Mata Hari y tantos otros estuvieron viviendo en el Continental. Aunque en diferentes épocas, pasearon por las Avenidas, la Alameda..., y no hay ni un solo recuerdo ni reconocimiento escrito que no sea la hemeroteca del Faro.

Vigo era un centro internacional distribuidor de cosas y personas. Pienso, querido amigo, que la gente llevaría el libro de "Mata Hari en Vigo" a su casa".

En el tiempo transcurrido, Carlos Núñez remitió varios correos al autor del reportaje, emplazándole a que escribiera la novela histórica o el relato novelado de la estancia de la espía en Vigo. Lamentablemente, sin éxito.

Debería habérselo encomendado a Pedro Feijoo, Eduardo Rolland o cualquiera de los finos narradores que pululan por el entorno de la ría. Siempre hay tiempo de reescribir esa historia.

De las estancias de Mata Hari en la ciudad, que sumaron varios días, no queda absolutamente nada. Incluso hay un viaje desde Vigo a Lisboa, constatado por el remite de una postal, pero no historiado, que sugiere que pudo estar más veces en Vigo, antes de 1916.

La documentación que aportaría nuevos datos y añadiría consistencia a sus periplos vigueses tal vez repose en los viejos archivos de los consulados de Holanda, Francia o Alemania.

O esté en posesión de familias cuyos antepasados hayan tenido relación con la bailarina y espía. Por ejemplo la de Martial Cazeaux, tan enraizada en Vigo, que conserve algún documento de época.

En caso contrario, Cazeaux debió ser el único personaje que, tras haber hablado en varias ocasiones con Mata Hari, como ella relató ante el tribunal, no haya escrito ninguna "historia". Abundan los que contactaron con ella, por circunstancial que haya sido la relación, que han publicado libros o hecho declaraciones. O las familias de Julián Mogín, o de Magnoni, propietarios del Hotel Continental, donde se hospedó cuantas veces hizo escala en Vigo. Por desgracia también se perdió la increíble documentación que debía guardarse en ese alojamiento, donde pernoctaron todos los personajes que transitaban por Vigo.

Como bien dice "Le Vieux" la ciudad llegó a ser el gran andén de los viajes trasatlánticos, de quienes llegaban o salían hacia América, pero también de las escalas de y hacia Europa.

O los Durán, cuyo antepasado, consignatario y agente de la Mala Real Inglesa, viajó a Vigo en el "Araguaya", el buque que la trasladó en su última singladura desde Falmouth, donde había sido retenida cuando trataba de pasar a Holanda.

O los herederos de Fernando Bárcena, cónsul honorario de Alemania, al que escribió desde la prisión, en París.

Podría incluirse a empleados del hotel, de la naviera o de la estación del ferrocarril, por donde llegó y marchó, en su postrer trayecto a Madrid.

Allí será traicionada por un oficial alemán de la Embajada al que se acercó, y cuyas trasmisiones radiofónicas fueron captadas desde la Torre Eiffel por el contraespionaje francés. Esos mensajes la llevaron a prisión y al juicio, donde desveló las veces que había estado en Vigo, y con quién se había reunido.

Sólo las familias de esas personas, si guardan algún documento -quizá sin saberlo, suele ocurrir-, o recuerdo oral, podrían aclarar dudas y ampliar el argumento para ese relato tan sugestivo, y que está pendiente, de la relación de la famosa bailarina con la ciudad.

Pero es posible que no haya más de Mata Hari en Vigo de lo ya publicado.

Es bastante para que la ciudad haya entrado en el mapa viajero de la mítica holandesa.

A falta de otras fuentes, queda su propio testimonio, y el misterio que la envolvió, lo que más la caracteriza. No se sabe si fue o no espía, si lo hizo para Francia o Alemania. Ni siquiera se conoce con exactitud por qué lo hizo. Cada autor tiene su interpretación.

Queda la certeza de su paso por Vigo que ella recordó varias veces ante los jueces que decretaron su sentencia de muerte. Se ejecutó a las seis y diez horas de un día como ayer, 15 de octubre, hace justo un siglo.

Era una mañana fría, neblinosa, y en un rapto melancólico, Mata Hari quizá haya recordado la luminosidad de la ría de Vigo, cuando se sumergió para siempre en el mito, tras lanzar un beso al pelotón de fusilamiento.