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Tribuna libre

"La Tierra no pertenece al hombre, sino el hombre a la Tierra"

Cada año se celebra en muchos lugares el Día Mundial de la Tierra. Se instauró para crear una conciencia común a los problemas medioambientales como la superpoblación, la producción de contaminación o la conservación de la biodiversidad. Su objetivo es subrayar la importancia del uso responsable de los recursos naturales de la Tierra, así como de una educación ambiental. Las Naciones Unidas reconocen que la Tierra y sus ecosistemas son el hogar de la humanidad. Asimismo, afirman que para alcanzar un justo equilibrio entre las necesidades económicas, sociales y ambientales de las generaciones presentes y futuras es necesario promover la armonía con la naturaleza y la Tierra. Es por esto que se decidió designar el 22 de Abril como el "Día Mundial de la Madre Tierra". Sin embargo, el actual presidente de EUA, con una actuación a diario totalmente errática, está en contra del acuerdo de París sobre el cambio climático, lo que puede traer en el futuro consecuencias terribles para nuestro planeta. Y aquí ya más cerca, en nuestra tierra gallega, ya están haciendo de las suyas los incendiarios de turno, en las comarcas de Monterrei, Valdeorras y el Arenteiro.

Las celebraciones a favor del entorno natural y el medio ambiente tienen el doble sentido de que la Tierra es el planeta en el que vive toda la humanidad y también las plantas, los animales y todo lo que tiene vida. Existe un profundo sentido social en la utilización del término. Y otro natural y ecológico como lugar vital, que nadie tiene derecho a destruir o contaminar. A esta celebración ecológica hay que sumarle la del 5 de junio, en la que se celebra el "Día Internacional del Medio Ambiente". El tema es tan interesante desde el punto de vista pedagógico y didáctico, que las diferentes escuelas (la familiar, la tradicional y la paralela de los medios de comunicación) deberían tomarlo como prioritario. Realizando en los centros de enseñanza, a lo largo de los cursos y aulas, actividades educativo-didácticas creativas y lúdicas, que promuevan el interés y la sensibilidad entre los estudiantes. Por el respeto a la naturaleza y al entorno y por la toma de conciencia de que la Tierra es el planeta de todos los seres humanos, y por eso hay que cuidarla, e incluso mimarla, pues en ello va nuestra vida, nuestra salud y la de nuestros semejantes, que viven en los cinco continentes y son nuestros hermanos.

El grande pensador galo, ya muy mayor y, felizmente, todavía vivo, Edgar Morin, escribió un heptálogo de saberes que van a condicionar la enseñanza del futuro. De los siete saberes, cuatro tienen relación directa con el tema de la Tierra. Morin habla del saber de la identidad terrenal, como un contenido básico curricular en la enseñanza obligatoria.

Compartimos su idea de que la patria común de todos los seres humanos, mujeres y hombres del mundo, es la Tierra. Por eso tenemos que lograr un sentimiento de pertenencia a la misma, aunque existan diferencias esenciales. En relación con este saber principal están otros tres saberes. En primer lugar el de enseñar la condición humana, reconociendo nuestra humanidad común en la que vivimos. Y, al mismo tiempo, la diversidad de nuestra condición humana, pues la humanidad es una y diversa. En segundo lugar, y también muy relacionado con lo anterior, el saber de enseñar la comprensión. Con actividades y estrategias positivas que ayuden a mejorar nuestra comprensión de los demás, el respeto por las ideas de los otros y sus modelos de vida, siempre y cuando no atenten contra la dignidad humana. Porque hay que entender los otros códigos éticos, los ritos y costumbres, evitando por encima de todo el egoísmo y el etnocentrismo.

Por último, en tercer lugar, Morin cita el saber de la ética del género humano. Compartimos con el pensador galo también la idea de que es fundamental enseñar la democracia como un deber ético de todos. Pero eso también necesita diversidad y antagonismos, pues tiene que quedar claro para siempre que la democracia no consiste en la dictadura de la mayoría. El respeto por las minorías es un principio democrático fundamental.

Nos negamos también a aceptar, en contra de lo que piensan algunos, de que el nacionalismo (evidentemente racional y no ultra) y el universalismo son excluyentes. Nosotros pensamos, desde la vivencia en nuestra tierra, que se puede ser galleguista y, al mismo tiempo, también universalista. Los galleguistas auténticos, o, si quieren, nacionalistas, eran al mismo tiempo europeístas e internacionalistas. Porque al final la patria de todos nosotros es la Tierra o el Planeta Azul.

Ya, en el campo de la Tierra como ámbito ecológico en el que vivimos y respiramos, queremos recordar hoy el más hermoso discurso a favor de la naturaleza y la conservación de la Tierra que se haya pronunciado nunca a lo largo de la historia. En 1854 el presidente de los Estados Unidos, Franklin Pierce, envía una oferta al jefe Seattle, de la tribu Suwamish, para comprarle los territorios del noroeste de los Estados Unidos que hoy forman el Estado de Washington. A cambio, promete crear una "reserva" para el pueblo indígena. El jefe Seattle responde en 1855, con una carta realmente maravillosa. No tenemos espacio para poderla reproducir completa, como sería nuestro deseo. Entresacamos aquellos parágrafos más lindos y significativos.

SOMOS PARTE DE LA TIERRA Y ELLA ES PARTE DE NOSOTROS: "El Gran Jefe Blanco de Washington podrá confiar en la palabra del jefe Seattle con la misma certeza que espera el retorno de las estaciones. Como las estrellas inmutables son mis palabras. ¿Cómo se puede comprar o vender el cielo o el calor de la tierra? Esa es para nosotros una idea extraña. Si nadie puede poseer la frescura del viento ni el fulgor del agua, ¿cómo es posible que usted se proponga comprarlos? Cada pedazo de esta tierra es sagrado para mi pueblo. Cada rama brillante de un pino, cada puñado de arena de las playas, la penumbra de la densa selva, cada rayo de luz y el zumbar de los insectos son sagrados en la memoria y vida de mi pueblo. La savia que recorre el cuerpo de los árboles lleva consigo la historia del piel roja. Los muertos del hombre blanco olvidan su tierra de origen cuando van a caminar entre las estrellas. Nuestros muertos jamás se olvidan de esta bella tierra, pues ella es la madre del hombre piel roja. Somos parte de la tierra y ella es parte de nosotros. Las flores perfumadas son nuestras hermanas; el ciervo, el caballo, el gran águila, son nuestros hermanos. Los picos rocosos, los surcos húmedos de las campiñas, el calor del cuerpo del potro y el hombre, todos pertenecen a la misma familia. Por esto, cuando el Gran Jefe Blanco en Washington manda decir que desea comprar nuestra tierra, pide mucho de nosotros. El Gran Jefe Blanco dice que nos reservará un lugar donde podamos vivir satisfechos. Él será nuestro padre y nosotros seremos sus hijos. Por lo tanto, nosotros vamos a considerar su oferta de comprar nuestra tierra. Pero eso no será fácil. Esta tierra es sagrada para nosotros. Esta agua brillante que se escurre por los riachuelos y corre por los ríos no es apenas agua, sino la sangre de nuestros antepasados. Si les vendemos la tierra, ustedes deberán recordar que ella es sagrada, y deberán enseñar a sus niños que ella es sagrada y que cada reflejo sobre las aguas limpias de los lagos hablan de acontecimientos y recuerdos de la vida de mi pueblo. El murmullo de los ríos es la voz de mis antepasados. Los ríos son nuestros hermanos, sacian nuestra sed. Los ríos cargan nuestras canoas y alimentan a nuestros niños. Si les vendemos nuestras tierras, ustedes deben recordar y enseñar a sus hijos que los ríos son nuestros hermanos, y los suyos también. Por lo tanto, ustedes deberán dar a los ríos la bondad que le dedicarían a cualquier hermano.(?)"

"¿Qué resta de la vida si un hombre no puede oír el llorar solitario de un ave o el croar nocturno de las ranas alrededor de un lago? Yo soy un hombre piel roja y no comprendo. El indio prefiere el suave murmullo del viento encrespando la superficie del lago, y el propio viento, limpio por una lluvia diurna o perfumado por los pinos. El aire es de mucho valor para el hombre piel roja, pues todas las cosas comparten el mismo aire -el animal, el árbol, el hombre- todos comparten el mismo soplo. Parece que el hombre blanco no siente el aire que respira. Como una persona agonizante, es insensible al mal olor. Pero si vendemos nuestra tierra al hombre blanco, él debe recordar que el aire es valioso para nosotros, que el aire comparte su espíritu con la vida que mantiene. El viento que dio a nuestros abuelos su primer respiro, también recibió su último suspiro. Si les vendemos nuestra tierra, ustedes deben mantenerla intacta y sagrada, como un lugar donde hasta el mismo hombre blanco pueda saborear el viento azucarado por las flores de los prados.(?) Ustedes deben enseñar a sus niños que el suelo bajo sus pies es la ceniza de sus abuelos. Para que respeten la tierra, digan a sus hijos que ella fue enriquecida con las vidas de nuestro pueblo.

Enseñen a sus niños lo que enseñamos a los nuestros, que la tierra es nuestra madre. Todo lo que le ocurra a la tierra, le ocurrirá a los hijos de la tierra. Si los hombres escupen en el suelo, están escupiendo en sí mismos. Esto es lo que sabemos: la tierra no pertenece al hombre; es el hombre el que pertenece a la tierra. Esto es lo que sabemos: todas la cosas están relacionadas como la sangre que une una familia. Hay una unión en todo. Lo que ocurra con la tierra recaerá sobre los hijos de la tierra. El hombre no tejió el tejido de la vida; él es simplemente uno de sus hilos. Todo lo que hiciere al tejido, lo hará a sí mismo.(?) Cuando nos despojen de esta tierra, ustedes brillarán intensamente iluminados por la fuerza del Dios que los trajo a estas tierras y por alguna razón especial les dio el dominio sobre la tierra y sobre el hombre piel roja. Este destino es un misterio para nosotros, pues no comprendemos el que los búfalos sean exterminados, los caballos bravíos sean todos domados, los rincones secretos del bosque denso sean impregnados del olor de muchos hombres y la visión de las montañas obstruida por hilos de hablar. ¿Qué ha sucedido con el bosque espeso? Desapareció. ¿Qué ha sucedido con el águila? Desapareció. La vida ha terminado. Ahora empieza la supervivencia. FIN".

(*) Educador Social y Animador Cultural.

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