Cuando un tramo de autovía encabeza de forma recurrente los listados de "puntos negros" con más accidentes de España las administraciones deben ponerse en alerta. Si además aumenta su índice de peligrosidad, no hacer nada para solucionarlo es simple y llanamente una irresponsabilidad. Desde hace años las sinuosas curvas de la A-55 registran un volumen de accidentes intolerable sin que se encare el problema. Lo peor es que sobre la mesa ya hay proyectos para atajar esa sangrante situación. ¿Qué hace en el cajón el proyecto que prevé soterrar tráfico? ¿Qué hacen paralizadas las mejoras? Mientras, el "punto negro" se vuelve cada vez más oscuro.