Mi visión del municipalismo gallego es dual. Por un lado, tenemos un gobierno autonómico que le presta una atención y apoyo por encima de la media de los gobiernos autonómicos (basta ver el programa de transferencias de recursos existente); unas diputaciones que contribuyen a mejorarlo y una FEGAMP que ha conseguido funcionar por encima de ideologías e intereses de partido, convirtiéndose en un interlocutor valioso y con escasos equivalentes en el mapa autonómico español. Además, la realidad es que hemos avanzado sustancialmente en las dos últimas décadas en numerosos frentes, convergiendo con la media española. Sin embargo, el déficit histórico es tan grande que resta mucho por hacer. El nacimiento de la Red Localis hace un par de años tiene mucho que ver con esta necesidad.

Esta semana la Red publicaba una nota del Observatorio que está desarrollando junto a la Diputación de Ourense. En ella aparece la tabla adjunta, en la que se muestra el último año de revisión del catastro. La ley dice que cada 10 años debería ser revisado, para actualizar valores, comprobar que todos los inmuebles del municipio están incorporados, etcétera. Las revisiones permiten mejorar la eficiencia del sistema tributario, pero también su justicia. Si no se revisan valores podemos encontrarnos con propiedades de valor real muy similar, pero valores catastrales muy distintos, con lo que ello conlleva en el recibo del IBI o en el IRPF; por ejemplo.

Los resultados son más que preocupantes. Solo tres de cada diez municipios gallegos estaría alineado con lo que dispone la normativa y uno de cada dos no ha revisado su catastro en lo que llevamos de siglo. Algo habrá que hacer.

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*Director del Foro Económico de Galicia