Algunos lectores han observado con suma perspicacia el supuesto desliz cometido al proponer la recuperación del nombre original de la Avenida de Campolongo, sin tener en cuenta que ya existe en el nomenclátor pontevedrés la calle o plaza de Campolongo. Por esa regla tan simple, también María Victoria Moreno ya dispone de un reconocimiento sobre el puente de la Avenida de Vigo.
No hubo craso error, ni mucho menos. Hubo algo de provocación y mucho de convencimiento de que la segunda cuestión no imposibilita en modo alguno la primera. Ese trueque natural supondría una reparación histórica en favor del barrio de Campo Longo. En materia de denominación de calles, aquí ha habido de todo: desde nombres aprobados y nunca materializados, hasta permutas de conveniencia al gusto del alcalde o la corporación de turno. A las actas del Ayuntamiento me remito.
Aquí defendí la semana pasada y reitero ahora que, puestos a eliminar del callejero el nombre del general José María Fernández Ladreda, ministro de Obras Públicas cuando la Avenida de Campolongo se bautizó con su nombre en 1948, lo más lógico, justo y razonable ahora sería reponer su denominación original, en aplicación del criterio toponímico que gozó de plausible consenso.
La existencia del nombre de Campolongo en una calle o plaza -¿qué es en verdad?- desde la desaparición del acuartelamiento, no parece un obstáculo insalvable. De igual forma que se cambia el nombre de una rúa por otra, nada impediría el trueque a tres bandas. Solo bastaría con una razonable negociación entre unos y otros, bajo la bandera del respeto debido a sus actuaciones pasadas. Todo se reduce, en suma, a una cuestión de voluntad política.
Por otra parte, si de bautizar una calle con el nombre de la profesora y escritora María Victoria Moreno se trata, coincidiendo con el Día Das Letras Galegas en su honor, pues búsquese un lugar apropiado, incluida la actual plaza o calle de Campolongo, que quedaría vacante.
El meollo de la cuestión está en saber si ya está decidida de antemano o no la imposición del nuevo principio de la feminización por encima de la vieja norma de la toponimia, a la hora de cambiar la denominación de Avenida de Fernández Ladreda por Avenida de María Victoria Moreno.
