Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

La bula

A estas alturas, y tras lo vivido y/o presenciado en lo que un día fuera llamado ars politicae, no parece existir duda alguna de que cuanto ocurre en el interior de los partidos es, ante todo y sobre todo, cosa de los militantes, aunque no pocas veces influídos por acontecimientos de fuera. Lo que en cambio no aparece tan claro es que esos militantes tengan en cuenta lo que es aún más importante, tal como el criterio de los votantes: el caso de Pedro Sánchez en el PSOE puede ser indicativo, pero habrá que esperar todavía para saber si será determinante.

Viene a cuento el introito de las primarias que los socialistas gallegos desarrollarán a partir de hoy, en que se abre el plazo para que los precandidatos presenten sus avales, y que seguirán con el congreso para saber quiénes acompañarán al que sea elegido secretario xeral. En el proceso solo participarán, como es natural, los militantes que cumplan los requisitos reglamentarios y una vez más, como en casi todos los partidos, los votantes quedarán a la espera de su turno y a merced de lo que decidan dentro de unos meses aquellos que hayan sumado mayor número de apoyos.

Ocurre que para conseguir el objetivo básico, que es llegar al gobierno, en solitario o en coalición, los votantes son más importantes -y han de ser mucho más numerosos- que los militantes, lo que hace imprescindible que aquellos, siempre potenciales, tengan una idea clara, durante ese proceso, de qué pretende hacer con el partido y el país cualquiera de los que optan a dirigirlos. Y con mayor claridad aún, con quién y cómo pretenden buscar apoyos en el caso de que los necesiten para alcanzar el fin que los manuales establecen: dirigir la res pública.

Todo ello, y conviene insistir, es de libro y va o debería ir de suyo en cualquier candidatura a cualquier puesto. Pero la realidad es no solo que casi nunca va y las veces en que si lo hace es público y notorio que elementos claves del programa que se presenta al votante son modificados, cuando no traicionados, en busca de apoyos, aplicando lo que los cínicos tienen como eslógan: que el fin justifica los medios. Y solo hay algo peor: que los que van a mandar no especifiquen el programa. Buscando una especie de patente de corso para hacer lo que les venga en gana.

Así las cosas, y al menos en opinión de quien la firma, eso es lo que hasta ahora, a tiro ya de piedra de la elección de secretario general, pasa con los precandidatos socialistas. Que solo se habla cuánto de sanchistas son, que es lo que a los votantes quizá le importe algo pero a la mayoría no mucho, en vez de explicar con prisas qué quieren hacer por Galicia y/o sus municipios y con quién lo harían. Y eso, insistiendo en lo dicho, es poco serio y sobre todo parece una patente de curso, una bula para modificar a plazo lo que digan los militantes y, por supuesto, los votantes.

¿O no?

Compartir el artículo

stats